La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) reclama tanto al Gobierno central como a la Generalitat Valenciana una línea especial de ayudas por la sequía destinada a aliviar las pérdidas de producción y los sobrecostes económicos ocasionados por la falta de lluvia que azota al sector agrario de la Comunitat Valenciana.

La organización agraria destaca las dramáticas consecuencias que comporta la falta de lluvias y las altas temperaturas durante todo el verano en los cultivos de secano, que no disponen ni siquiera de riegos de apoyo, en las comarcas interiores de Valencia y Castellón.

CAÍDAS DE LA PRODUCCIÓN DE UN 25% EN LA UVA O DEL 70% EN EL ALMENDRO

Según estimaciones de AVA-ASAJA, la sequía es la principal causa del descenso de al menos un 25% que experimentará la producción de uva respecto al año pasado en Utiel-Requena, la primera zona productora de vino de la Comunitat Valenciana. Tras una primavera con heladas y lluvias persistentes, la sequía estival también ha agravado las perspectivas de otros cultivos del interior como el almendro y el olivar, donde la caída de producción superará el 70% en el ámbito autonómico.

Sin embargo, AVA-ASAJA alerta asimismo de las negativas repercusiones que el calor está provocando sobre los cultivos de regadío, ya que productores de cítricos, caquis, aguacates, chufas u hortalizas se ven obligados a asumir mayores sobrecostes para regar las explotaciones y combatir las plagas y enfermedades que hallan en este clima unas condiciones óptimas para su proliferación.

La asociación ya denunció que las facturas de los regantes han llegado a duplicarse en un año como consecuencia de las subidas de precio en las renovaciones de los contratos, que incluyen un cargo adicional derivado del tope al gas.

El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, afirma que “la sequía y la inflación forman un cóctel ruinoso que pone en peligro la viabilidad de miles de campos y granjas en toda España, también en la Comunitat Valenciana a pesar de haber tenido una primavera muy lluviosa. Es necesario que nuestras administraciones, al igual que ya han hecho otras de Europa, se pongan las pilas y adopten medidas coyunturales y estructurales que garanticen una sostenibilidad económica de las explotaciones agropecuarias. Porque si continúan sin aportar soluciones al campo y se conceden ayudas por la sequía, se acelerará la mancha marrón de los campos abandonados, el envejecimiento de la población agraria y la falta de relevo generacional”.

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