Las sebas son la evolución marina de plantas del periodo cretácico y la cymodocea nodosa está distribuida por el Mediterráneo, la costa atlántica del norte de África hasta Senegal y los archipiélagos de Madeira y Canarias.

    Los sebadales, o manchones como son denominados por muchos marinos en Canarias, son importantes, entre otros motivos, porque son criaderos para muchas especies de peces e invertebrados, así como para mantener la biodiversidad marina, y por su capacidad para regular la calidad del agua.

    Los progresos permiten reactivar con técnicas de in vitro semillas de seba que estaban ocultas en los fondos marinos.

    La Fundación Loro Parque apoya estos trabajos, de forma que se conservan las primeras plantas de seba germinadas con las técnicas de los investigadores de la Facultad de Ciencias del Mar en la arena del acuario de caballitos de mar que tiene el zoológico tinerfeño.

    Se trata de una exhibición modesta para no alterar el orden natural, pero ya se trabaja para controlar la producción de semillas forzando la floración in vitro y a partir de cultivos celulares, comentó Rafael Robaina.

    El catedrático de Fisiología Vegetal de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria indicó que los intentos de trasplantar la seba de una pradera a otra no han sido tan exitosos, por lo que se confía en estas técnicas in vitro para la conservación del ecosistema.

   Robaina manifestó que aunque es una planta marina que no está en peligro de extinción, porque hay por varios lugares del mundo, sí están en regresión los ecosistemas que alberga la seba.

   Las praderas que forma esta planta fanerógama marina se conocen como sebadales y la seba tiene grandes problemas porque tiene poca capacidad para adaptarse a las agresiones, y además su eficiencia reproductiva es muy baja, pues en su entorno natural germinan aproximadamente el cuatro por ciento de las semillas cada año.

    Ahora, en la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria se han recogido semillas de seba, enterradas en los fondos marinos, para su reproducción in vitro.

   Robaina comentó que están en disposición de producir suficientes plantas como para que las agresiones que sufra no lleven a su desaparición.

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