«Queremos la vida» es la frase que resume el sentir de los miles de jóvenes que se han sumado este viernes 15 en más de 40 ciudades españolas a las movilizaciones por el planeta, adhiriéndose al movimiento internacional #FridaysForFuture.
Con esta petición concluye de hecho el manifiesto leído por Koro López de Uralde y Luisa Ripoll, portavoces de esta «nueva ola ecologista» que desencadenó en 2018 la adolescente sueca Greta Thunberg y que ha conseguido aunar protestas en unas 1.800 ciudades de un centenar de países.
Thunberg fue la primera que decidió no ir a clase los viernes para ir a sentarse frente al Riksdag (Parlamento sueco) con distintas pancartas pidiendo la aplicación del Acuerdo de París firmado en 2015 durante el desarrollo de la COP21, así como otras acciones contra el deterioro medioambiental.
Los «Viernes para el futuro» llegaron a España hace un par de meses: primero a Girona, luego a Barcelona y, con ayuda de las redes sociales, finalmente a Madrid y al resto del territorio nacional.
Su llamamiento está dirigido a los estudiantes porque «las elites políticas y económicas en el poder están robando nuestro futuro».
proponen «viernes de desobediencia, de esperanza, de justicia climática y de revolución por la vida»
La lectura del ‘Manifiesto de la juventud por el clima’ de este viernes ha sido el punto culminante de una concentración que comenzó en la misma Puerta del Sol y se desplazó después hasta el Congreso de los Diputados, con una participación de 4.500 personas según datos facilitados por la Policía Nacional a la Delegación del Gobierno y de 10.000 según los organizadores.
El documento del #FridaysForFuture, impulsado por las autodenominadas ‘Generaciones sin futuro’, hace referencia a la «emergencia climática innegable» que describe el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, según el cual «nos quedan solo once años para evitar la catástrofe climática y limitar la subida de la temperatura media mundial a 1,5 grados centígrados».
Por ello, «jóvenes de todo el mundo» han decidido «salir a las calles cada viernes para exigir el derecho de todos los seres vivos a la vida digna» y desarrollar un proyecto de vida «sin imaginarnos huyendo de olas de calor extremas, huracanes o inundaciones».
«De ahora en adelante», advierte el texto, #FridaysForFuture organizará «desde Suecia hasta Madrid» sucesivos «viernes de desobediencia, de esperanza, de justicia climática y de revolución por la vida» para rebelarse «contra el sistema».
Así, en Sevilla un millar de estudiantes se ha concentrado frente al Ayuntamiento de la capital y luego se ha manifestado hasta la plaza de las Setas, mientras en Valencia el lugar escogido era la plaza de la Virgen, donde fuentes de la organización calculan que «acudieron cuatro veces más personas» que la primera convocatoria del pasado viernes 1 de marzo, cuando sumaron 150.
En el caso de la capital valenciana, la concentración del #FridaysForFuture ha comenzado con nueve golpes de bombo, una por cada especie que, según algunos estudios, desaparece cada hora en la Tierra.
«No hay planeta B», «Ni un grado más, ni una especie menos», «Hay más plástico que sentido común» o «Si el planeta fuera un banco, ya lo habrían rescatado» son algunos de los textos de las pancartas empleadas en los distintos recorridos.
En otros puntos de España, el desembarco de #FutureForFriday ha sido tan reciente que ha limitado el número de participantes e incluso de convocatorias por falta de organizadores suficientes.
En Murcia han sido unas decenas los estudiantes universitarios y de instituto que se han congregado en la plaza de la Merced, próxima a la Universidad, y luego han marchado hasta la Glorieta de España, frente al Ayuntamiento.
En Aragón, esa falta de medios también ha llevado a una participación reducidaen el #FridaysForFuture pero, como ha advertido su portavoz María Pardillos, las acciones de esta jornada «son solo el principio» de lo que ya se conoce como «el 15M climático».