Los resultados preliminares del proyecto NutriRice, desarrollado por Arroces Sostenibles de Doñana (ASD) en colaboración con el grupo de investigación CPLAB del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Doñarroz SL, y Rafael Morales Fabra, revelan que el uso de fertilizantes usados en los arrozales de Doñana podría reducirse hasta un 30% sin afectar a la productividad.
El proyecto, financiado por los Fondos Europeos Agrícolas de Desarrollo Rural (FEADER) y cofinanciado por la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, implementa una tecnología agrícola basada en el uso de cianobacterias autóctonas que capturan y transforman el nitrógeno atmosférico, un nutriente esencial para las plantas, pero no pueden tomarlo directamente del aire, donde hay mucho nitrógeno en forma de gas, y solubilizan los nutrientes del suelo de manera natural, mejorando la capacidad de disolución y absorción.
Por tanto, al usar estas bacterias, se reduce la necesidad de añadir fertilizantes químicos, porque las plantas obtienen los nutrientes de manera más natural y eficiente. Esto también disminuye el riesgo de contaminación por nitratos en el agua y en el suelo, un problema común con el uso excesivo de fertilizantes en áreas agrícolas intensivas.
El planteamiento del proyecto parte de la preocupación por parte del Grupo Operativo NutriRice por el impacto negativo de los fertilizantes nitrogenados en los humedales de Doñana, zona en la que los arrozales no solo sustentan la economía agrícola local, sino que son pieza clave de un ecosistema que soporta una vasta biodiversidad, ayudan a regular el clima de la región y son esenciales para numerosas especies de aves migratorias y que actúan como un importante sumidero de carbono.
NO SÓLO IMPACTARÍA DE MANERA POSITIVA EN LOS ARROZALES Y EN LA MEJORA EN LA CALIDAD DEL AGUA Y DEL SUELO, SINO QUE PRESERVARÍA LA BIODIVERSIDAD DEL HUMEDAL
Eso subraya la importancia de la reducción de uso fertilizantes que muestran los primeros resultados, que no sólo impactaría de manera positiva en los arrozales de Doñana y en la mejora en la calidad del agua y del suelo, sino que colaboraría a preservar la biodiversidad del humedal de Doñana, proteger la salud del ecosistema y apoyar la sostenibilidad a largo plazo de la agricultura en la región.
Con este proyecto, en definitiva, se propone también un modelo de agricultura sostenible que incluso podría ser replicado en otras regiones y en diferentes tipos de cultivos.
«Este tipo de iniciativas son vitales en la lucha contra el cambio climático y la degradación ambiental, ya que ofrecen soluciones prácticas y efectivas que pueden ser adoptadas a gran escala. Con el respaldo de la comunidad científica y el apoyo financiero internacional, proyectos como NutriRice destacan el papel crucial de la innovación y la cooperación en la consecución de un futuro más verde y sostenible para la agricultura europea», señala Carmen Rocío González Torroba, Directora Técnica de la Asociación Arroces Sostenibles de Doñana.