Carta abierta de once organizaciones agrarias europeas (incluyendo a las españolas ASAJa y UPA)

Nuestras explotaciones europeas son numerosas y se encuentran en zonas con diferentes condiciones geológicas y agroclimáticas, que varían en tamaño, estructura y producción (cultivos o animales). Por tanto, no es de extrañar que las herramientas que utilizamos también sean diversas y estén adaptadas a esas condiciones. Cultivar significa adaptarse constantemente a condiciones siempre cambiantes, ya sean climáticas o métodos de cultivo innovadores. Todo ello con el único objetivo de proporcionar alimentos producidos de forma sostenible, para satisfacer las necesidades de nuestra sociedad en un contexto cada vez más difícil.

Para cultivar con éxito, hay que controlar las malas hierbas

Para ello, necesitamos un amplio conjunto de herramientas que no sólo sean eficaces, sino que también nos permitan adoptar prácticas agrícolas que hayan demostrado ser más sostenibles. El glifosato es una de las herramientas clave en las que nos apoyamos para ello, ya que puede utilizarse en sistemas agrícolas sostenibles como la Agricultura de Conservación AC (1), que a su vez puede contribuir a mejorar la calidad del suelo y
potenciar la biodiversidad. Es necesario gestionar cuidadosamente los cultivos de cobertura, las cubiertas vegetales y la vegetación no deseada, lo que se consigue principalmente mediante un enfoque de gestión integrada de las malas hierbas, que incluye el uso de herbicidas, en particular el glifosato.

En este sentido, el glifosato es una herramienta esencial para hacer posible la AC, que puede aumentar la abundancia y la biodiversidad de los organismos del suelo (2).

Sin glifosato, sería más difícil controlar las malas hierbas. Para obtener los mismos rendimientos, los agricultores europeos necesitarían más insumos y más tierras agrícolas.

En un periodo inflacionista, como el que sufre la UE, son más necesarias que nunca las herramientas del sector agrario que permitan ahorrar costes de producción en el suministro de alimentos, y el uso de glifosato en AC proporciona ese ahorro relevante frente a otras alternativas químicas. (3)

Europa defiende una toma de decisiones basada en la ciencia

En todo el mundo se considera que el proceso europeo de reaprobación de sustancias para su uso en plaguicidas es uno de los más estrictos y orientados a la ciencia. El proceso científico es la evaluación más completa y transparente de un plaguicida que la UE haya llevado a cabo jamás. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluyó este proceso confirmando que el glifosato es seguro para su reaprobación.

Por lo tanto, pedimos a la Comisión Europea y a los Estados miembros que tomen una decisión con base científica durante el próximo Comité de Apelación del 16 de noviembre, y vuelvan a aprobar el glifosato por otros 15 años, ya que no hay base científica para un período de aprobación más corto. Es de suma importancia para la
comunidad agrícola que tengamos previsibilidad y certidumbre sobre el futuro de nuestras herramientas agrícolas.

Como decimos, nuestras explotaciones agrícolas en toda la Unión son intrínsecamente diferentes y necesitamos las herramientas adecuadas para seguir produciendo alimentos seguros y asequibles para nuestros ciudadanos.

1 Mediante la alteración mínima del suelo, (2) la cobertura permanente del suelo y (3) la rotación /
diversificación de cultivos.

2 La agricultura de conservación avanza hacia la conservación y mejora de la biodiversidad en los
ecosistemas agrícolas.

3 «Impulso del Pacto Verde Europeo en el sector de la producción vegetal: La agricultura de conservación y
las herramientas para su aplicación en Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Polonia y España»; Los datos de
Dinamarca, Alemania, Francia y España muestran que las alternativas químicas al glifosato tienen, de
media, un coste un 45% superior.

×