Cristóbal Aguado Laza / Presidente de AVA-ASAJA
Es cierto que, además de la psicosis creada, intencionadamente, con el miedo a las importaciones de Egipto, detrás del desplome de los precios citrícolas ha habido un descenso del consumo y, por tanto, de la demanda. Ya en enero pudimos comprobar que algunas variedades de mandarinas (como lo que quedaba de clemenules, la clemenvilla o la hernandina) tuvieron problemas de comercialización e, incluso, se quedaron campos enteros por recolectar. Entre los factores que influyeron, y no poco, en la crisis citrícola cabe destacar la extraordinaria ‘pinyolà’ de esta campaña.
Sin ninguna duda, la exagerada presencia de semillas o ‘pinyols’ en las clementinas nos ha hecho perder miles y miles de consumidores, sobre todo entre los más jóvenes, que si encuentran un ‘pinyol’ ya no quieren probar más y se pasan a otras frutas que no tienen semillas.
Las perspectivas de crecimiento de las variedades híbridas (las que provocan la polinización cruzada), especialmente de la variedad Nadorcott que en 2029 finaliza su periodo de protección y podrá plantarse sin control, amenazan con recrudecer el problema de la ‘pinyolà’, hasta tal extremo que podría acabar de hundir la imagen de prestigio de las clementinas valencianas y españolas.
Para cortar de raíz esta pérdida de consumidores y este desastre económico, AVA-ASAJA ha puesto encima de la mesa de la interprofesional Intercitrus un acuerdo global que incluye, entre otros asuntos inaplazables como la promoción, la actualización contractual y la gestión coordinada de la campaña, medidas contundentes para acabar con la ‘pinyolà’. Por el momento, nuestro ofrecimiento ha sido rechazado por el Comité de Gestión de Cítricos.
Paralelamente, AVA-ASAJA ha solicitado a la Conselleria de Agricultura, en consenso con LA UNIÓ y Cooperatives Agro-alimentàries, una serie de propuestas alineadas con la protección de las abejas que, de aplicarse, garantizarían a los citricultores frutas sin semillas y a los apicultores el asentamiento de colmenas, que ayudarían a la polinización de otros cultivos que necesitan de esta para conseguir una buena productividad: hortalizas, frutales de hueso, kiwis, aguacates, etc.
Después de dos años del Botànic y casi uno del actual Consell, únicamente hay elaborado un mapa agronómico de riesgo de polinización cruzada que, como se ha podido comprobar, no ha impedido una considerable ‘pinyolà’. Lo siguiente que pedimos a la Conselleria es la puesta en marcha de líneas de reconversión varietal citrícola para disminuir las variedades que provocan polinización cruzada y, en aquellos casos que los citricultores quieran mantener las plantaciones, un apoyo económico para cubrirlas con mallas. También habrá que reflexionar sobre el potencial polinizador de variedades futuras. En cuanto a los apicultores, proponemos ayudas para el censo obligatorio, la identificación fehaciente y el control vía GPS o chip de todos los asentamientos de colmenas.
Seguir siendo líderes del sector en fresco pasa por garantizar unos cítricos dulces, fáciles de pelar y sin semillas, que es lo que demandan los consumidores del siglo XXI. Si los legisladores no actúan de forma responsable y urgente, nuestro prestigio, que tanto nos ha costado ganar, se perderá rápidamente en favor de otras frutas. Es hora de pasar de las palabras a los hechos.