Octavodia.- Ciudadanos organizados vuelven a señalar problemas ecológicos ocasionados por una planta de tratamiento de aguas residuales en Guerrero Negro, pues la laguna de oxidación presenta una fuga que contamina las inmediaciones del edificio.

El recinto era gestionado por el Gobierno del Estado ante la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y, cuando estuvo casi terminada, el proyecto fue abandonado por las autoridades. Para el Organismo Operador Municipal del Sistema de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de Mulegé, fue imposible operarla por falta de recursos y, además, nunca se terminó de construir.

El 23 de diciembre de 2008,  El Sudcaliforniano informó que se derramaban 12 litros de aguas negras por segundo. Luis Guadarrama Carrillo, en ese entonces subdirector de la Comisión Nacional del Agua en el estado, confirmó que las lagunas de oxidación de Guerrero Negro estaban llenas a tope.

Meyibó, grupo ambiental negroguerrerense, dejó claro que hace 10 años el Gobierno del Estado inició la construcción de una planta de tratamiento pero nunca funcionó correctamente y el inmueble ha quedado en el olvido, sufriendo robos de materiales y siendo ignorado por las actuales autoridades.

Lo preocupante es que se contaminan terrenos que integran la Biosfera de la Reserva de Vizcaíno y el Santuario de la Ballena Gris.

Una imagen expuesta por la organización Guerrero Negro Verde, expone el tamaño del derrame en color verde; casi llegan a las salinas de la paraestatal Exportadora de Sal.

“La planta de tratamiento de aguas negras en Guerrero Negro nunca operó por falta de recursos’, cárcamo que costó irónicamente millones de pesos. (…) Por años, la Laguna de Oxidación vierte las aguas residuales al Desierto de Vizcaíno; muchos lo considerarían un nuevo humedal, pero no, este residuo puede permear y convertirse en un problema”, denunció la organización. 

Información de internet expresa que la compañía Intema S.A. de C.V. elaboró la obra civil, mecánica, hidráulica y electromecánica; inclusive la obra electromecánica. La unidad de verificación de la CFE revisó la parte eléctrica pero no la desarrolló. Además, nunca se entregó de manera legal a la entidad licitadora. Actualmente, la obra es objeto de un litigio.

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