Debido a los daños causados por la bacteria ‘xylella fastidiosa’ en distintas zonas de Europa, principalmente en Italia aunque recientemente ha habido numerosos brotes en Baleares, APAG Extremadura ASAJA ha pedido a la Junta de Extremadura y al Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente que extremen todas las medidas posibles para que no se produzcan daños en el sector olivarero extremeño.
Si bien no se ha detectado ningún caso en la región, esta organización muestra su preocupación por las repercusiones de la que ha sido calificada por muchos científicos como «una de las enfermedades más peligrosas para plantas y árboles del mundo».
Esta bacteria, que ataca sin curación, tiene más de 300 plantas huésped conocidas, es decir, que puede alojarse en más de 300 especies vegetales distintas, como la vid, el olivo, el almendro, el ciruelo, el melocotón y el limonero así como otros que no producen frutos, como el laurel.
Ante la alarma social que ha creado la ‘xylella fastidiosa’, APAG Extremadura ASAJA pide a las Administraciones anteriormente citadas que extremen todas las precauciones para que «viveros o industriales que comercialicen con especies vegetales propensas a ser foco de infección de dicha bacteria, tengan actualizados todos los registros sanitarios competentes y solamente las comercialicen acompañadas de su pasaporte fitosanitario, con independencia del país en el que hayan sido producidas». Igualmente solicita a la sociedad en general que actúe con cautela en el transporte de especies vegetales que sean propensas a desarrollar tal enfermedad.
Cabe destacar que en España ya se han registrado daños por culpa de la ‘xylella fastidiosa’. Concretamente, en las islas Baleares, en diversos tipos de vegetales, desde plantas ornamentales y diversos tipos de árboles frutales, obligando al ejecutivo balear a aprobar una resolución por la que se declarará todo el territorio isleño como ‘zona demarcada’ por esta plaga.
Respecto a Italia, recalcar que los daños ocasionados por la ‘xylella fastiosa’ han sido verdaderamente graves, hasta el punto de tomar como única solución la tala de centenares de miles de olivos, lo que se traduce en enormes pérdidas económicas para el país italiano.
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