Jesús Pozuelo Clemente / Miembro decano del Patronato Rector del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel en representación de las OPAs
Como sabemos, nuestro Parque Nacional casi siempre es noticia porque, como humedal, carece de esa materia prima que le proporciona sus peculiares características, que es el agua.
Sabemos de las razones que le ocasionan esa carencia. Por una parte, las extracciones de agua subterránea para todos los usos que impiden que los Ojos del Guadiana, rebosadero principal de las Masas de agua Mancha Occidental I y II, no hagan correr el Río Guadiana y no sustente de forma permanente al Parque. Y por otro, los afluentes Cigüela y Azuer, cuyas aportaciones son cíclicas, teniendo lugar después de largos períodos de sequía.
Pero mira por dónde, este 2025, desde que comenzó el año hidrológico, nos está dando alegrías, de tal forma que a la lluvia caída antes de marzo, ahora este mes, le suma otros 130 litros aproximadamente, lo que nos sitúa con unas buenas perspectivas, habiendo caído hasta la fecha, 340 litros/m2.
Esto ha propiciado que el río Cigüela se “mueva”, de tal forma que, aunque todavía tímidamente, esté aportando agua al Parque Nacional. Su continuidad va a depender del agua que entre este y el río Záncara, le “empujen” desde su origen, los dos en la provincia de Cuenca. Es pues este, un momento idóneo para hacer llegar vía Arroyo de Valdejudíos-Cigüela, un trasvase de 20 Hm3, que serán de un rendimiento casi del 100%, dada la situación de saturación de este cauce y que garantizaría cumplir el Plan Rector de Uso y Gestión aprobado, y que, por ley, dicta que el Parque a la salida del verano, debe contar con 600 has encharcadas.
Pero cuando se habla de encharcar, sólo se ve la solución en poner en funcionamiento los pozos de emergencia, como viene dándose en los últimos años, omitiendo que, por Ley, también se contemplan 50 Hm3 en tres años para mantenimiento del Parque cuando sea necesario.
La experiencia desde 1988, año en que tuvo lugar el primer trasvase al Parque con carácter experimental, nos aclara cual sería el rendimiento del mismo. Por citar un ejemplo, en condiciones de pluviometría similares a las actuales, se autorizó un trasvase en 1988. Este año había llovido 243,7 litros/m2. Se derivaron 13,33 Hm3 y el rendimiento fue del 75%, inundándose 1570 Has. Esta derivación comenzó el 13 de marzo y finalizó el 30 de junio y lo que no se cuestiona, es que hasta la fecha, ha resultado esta actuación, positiva para la supervivencia y recuperación del Parque.
Hoy tenemos dos vías de derivación: el Río Cigüela, con todos sus dispositivos en el Acueducto Tajo-Segura, y la Tubería a la llanura Manchega, aunque en las condiciones actuales, conviene por optar por la primera opción, y, sobre todo, suficiente agua en los embalses de la cabecera del río Tajo que permiten con holgura hacer esta derivación.
En reiteradas ocasiones, en los tres últimos años desde el Patronato Rector del PNTD, se han solicitado estos trasvases, avalados por la Comunidad Científica aprobadas por la Comisión Mixta de Gestión, y por personas relevantes conocedoras y comprometidas con este paraje de incalculable valor medioambiental.
Y, sin embargo, siempre se tropieza con la negativa en el Ministerio del ramo, que sólo ve que la solución está en los pozos de emergencia, aunque ello suponga distanciar más las aguas superficiales de las subterráneas.
Por otra parte, ¿alguien se ha parado a pensar el facturón de energía eléctrica que supone bombear tal cantidad de agua?. Eso sin contar el impacto que ello tiene entre los usuarios de agua subterránea, entre los regantes principalmente y que para la presente campaña de riego, tienen un régimen de explotación tan restrictivo como en la anterior, y que resignados, cumplen escrupulosamente. Por eso, no se les puede criminalizar ni estar permanentemente señalándolos como los culpables de la situación del Parque Nacional, ya que estos no están “sobreexplotando”, sino que están explotando sus derechos, que es de lo que viven, ellos y la sociedad que les rodea. Y si entre ellos hay algunas “ovejas descarriadas”, que la administración competente se ocupe de meterlas en el redil, porque además de dar mala imagen, son un mal ejemplo para los demás.
Desde las Asociaciones Conservacionistas y la propia Administración Hidráulica, ven como única solución cambiar el modelo agrícola. Este modelo, no discuto que no sea mejorable, pero con él y con sus defectos, fuimos capaces de ver aflorar el agua prácticamente en los Ojos del Guadiana, algo que no se producía hacía más de treinta años. Pero no seamos ingenuos: vendrán años lluviosos, el Parque volverá a no necesitar de ningún aporte, pero esto como vemos, no es duradero y cuando sea necesario, no debemos renunciar a un aporte externo, porque cambiar este modelo agrícola, es cambiar el de la sociedad en general y además, vendríamos a sumarnos a esa España vaciada de la que tanto se habla en la actualidad.
Ojalá y todos estos agricultores, tuvieran garantizada una buena nómina de la administración, que seguramente vivirían mejor, con menos desvelos y con menos dolores de cabeza.
Por consiguiente, no dejemos pasar los días y pasemos a la acción autoridades locales y Diputación, Junta de Comunidades, Organismo Autónomo de Parques Nacionales, etc…. Y no sólo veamos circular el agua de una región ávida de ella a otra mucho más rica y con mayores recursos, y no renunciemos a lo que ya por ley nos pertenece, pues con un simple recurso a los trasvases a Levante, la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha piensa que se justifica y nos contenta.
¿De que nos está valiendo, si no se está cumpliendo el tan anhelado y por fin aprobado, Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional? En otras ocasiones ha bastado el interés del Gobierno Regional para que aprobasen aquellos trasvases en Consejos de Ministros. Ya nos están haciendo pensar que el problema de Las Tablas, para su solución, lo que necesita es VOLUNTAD Y “MAS TABLAS”.