No hay semana en la que alguna organización agraria no se queje de los retrasos o del bloqueo de algunos de los pagos de la PAC a agricultores y ganaderos. Y aunque se asume que son cantidades pequeñas en el global de los beneficiarios, no se puede ocultar que para los afectados no se trata de un problema baladí, sino de una tragedia particular y tiene todo el derecho y el deber de quejarse. En especial porque tienen derecho a cobrar y, sobre todo, porque su futuro depende en gran medida de esos ingresos.

Sin embargo, lo que no se suele contar es que actualmente España es líder en el pago de las ayudas de la PAC en Europa. Cuando uno revisa lo que se dice por el resto de la Unión Europea sobre estos pagos se pueden leer muchas quejas de agricultores y ganaderos que no han cobrado lo que deberían no del pasado año, sino del 2015.

Inicialmente, se puede pensar que es algo similar a lo que pasa en España, pero lo cierto es que no. En Europa no sólo nos miran con envidia, sino que incluso llegan a decir que no se hagan públicos estos pagos… para no quedar en evidencia.

Un dirigente agrario español contaba estos días que los representantes de las organizaciones agrarias del Reino Unido le habían pedido encarecidamente que no dijera nada en una reunión europea en Portugal sobre los pagos en España porque «ya tenemos bastantes problemas nosotros allí como para encima se enteren de que en España se ha pagado antes». Incluso en Italia alucinaban porque los pagos básicos se abonaran generalmente entre febrero y marzo cuando allí no suelen ver ni un euro… hasta junio.

Quejarse es bueno y necesario, pero en ocasiones no viene mal reconocer también lo que se hace bien en este país.

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