En una zona tradicionalmente dedicada a la agricultura cerealista de secano y a la ganadería, estas ovejas pastorean con el apoyo de sus perros pastores: Colie, Linda y Pastora una extensión de 2.800 has de zona forestal, que comparten con el otro ganado ojinegro que queda en el pueblo, localizada en la Sierra de Cucalón, en las estribaciones del Sistema Ibérico.

     Esta zona forestal, por encima de los 1.000 m. de altitud, comparte los barrancos y abundantes roquedales propios de esta zona de sierra, con la vegetación típica de monte bajo compuesta principalmente por aliagas, tomillos, romeros y mielgas, y que constituyen la base alimenticia del ganado. El Cabezo el pollo, las rocas y el romero de las planas o las umbrías son territorios que recorren sin descanso hasta saciarse.

    La escasez de agua (media docena de manantiales que cuando no llueve “casi siempre” lloran una dulce y escasa agua) y los escasos recursos pastables obligan a recurrir todo el año al pastoreo conducido para recorrer distancias medias de ocho kilómetros diarios por terreno escarpado, y poder cubrir las necesidades alimenticias del ganado.

    Antonio y Guillermo dicen tener ganado de toda la vida. Antes compartiendo pastos y pastor con un buen número de rebaños que estaban en el pueblo que al atardecer cada oveja libre y voluntariamente corrían con algarabía cada una a su casa donde le esperaban los corderos si estaban criando y un premio de un poco de cebada y paja en los rastrillos.

   

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