EFE.- El responsable de organismos modificados genéticamente (OGM) de Asaja, José Ramón Díaz, ha planteado que los agricultores, «al menos los de esta organización agraria», reclaman poder utilizar avances tecnológicos como los que posibilitan los cultivos transgénicos, «para no perder competitividad frente a terceros países».
«No hay que quedarse atrás mientras otros avanzan», ha afirmado, tras recordar que los cultivos transgénicos son una realidad tanto en países altamente tecnificados como Estados Unidos o Canadá, como en naciones menos desarrollados de África y otros continentes.
Díaz ha criticado la «sensación de debilidad que sigue dando la Unión Europea (UE)» ante la producción en su territorio de transgénicos, con «una tecnología que ya no es tan nueva, ya que se empezó a utilizar en 1998», porque «prevalece el debate político frente al científico o técnico».
Por su parte, el responsable de Seguridad Alimentaria de COAG, Andoni García, ha afirmado que su organización parte de una posición «contraria» a los transgénicos porque a los agricultores «no les aporta absolutamente nada».
Son, a su juicio, un «instrumento» para llevar a la agricultura al «poder de las grandes multinacionales», por lo que «no estamos de acuerdo en perder el derecho de decidir sobre lo que cultivamos».
«Si se extienden los transgénicos, no hay posibilidad de desarrollar otra agricultura, no hay coexistencia», ha asegurado García.
Desde UPA, su vicesecretaria general, Montserrat Cortiñas, ha señalado que, a falta de conocer en profundidad el texto normativo, son partidarios de una normativa a nivel europeo sobre la regulación de los cultivos transgénicos.
En ese sentido, Cortiñas ha recordado que en un mercado «tan compacto» como el comunitario «distintas» normativas a nivel nacional «pueden tener efectos de competencia desleal».
Según ha apuntado, «se necesitan normas de coexistencia claras» entre los cultivos transgénicos, los convencionales y los ecológicos.