El desarrollo de una variedad de frutal en los programas tradicionales de mejora supondría de 11 a 14 años de trabajo, pudiendo adelantarse en el mejor de los casos 6 u 8 años con la aplicación de la biotecnología, según se puso de manifiesto en un encuentro que tuvo lugar el pasado miércoles 14 de septiembre en la sede del CITA y al que asistió el Consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobiernos de Aragón, Joaquín Olona Blasco, que declaró que «la innovación es de gran importancia para el sector agrícola y es necesario que las políticas agrarias estén comprometidas con esto. También es necesaria la colaboración para transferir estos conocimientos, el fruto de la investigación, para mejorar la renta del agricultor que es el fin que perseguimos»
También acudieron José Antonio Domínguez Andreu, Director del CITA, y Antonio Villarroel, secretario general de ANOVE, así como distintos investigadores de dicho centro y una representación de periodistas. Domínguez destacó que «una de las líneas prioritarias del CITA es la investigación dedicada a la mejora y a la obtención de variedades frutales y hortícolas, es una investigación que repercute directamente en el sector agroalimentario, como instrumento de evolución y adaptación a las necesidades y exigencias de los nuevos sistemas de producción como a las tendencias de mercado. Esta jornada ayuda a trasladar a la sociedad el valor que tienen estos trabajos de mejora vegetal para el desarrollo agrario y económico de Aragón, además de ayudar a preservar la biodiversidad y el medioambiente».
Por su parte, Villarroel recalcó que «la renovación varietal es fundamental para el sector frutal, que tiene un peso importante en el PIB aragones. Gracias a la mejora vegetal en frutales, realizada por las empresas que componen ANOVE, se ha conseguido: ampliar las oportunidades de mercado gracias al aumento en las producciones, conseguir variedades tempranas para anticiparnos al resto de mercados, acceder a mercados más lejanos por la mejor conservación de las variedades y frutas novedosas para el mercado europeo».
Tras ello, los presentes pudieron visitar las instalaciones del CITA acompañados por la Dra. María José Rubio, investigadora del centro. Los investigadores tuvieron oportunidad de explicar la reciente historia de la mejora genética de frutales en España. Los primeros programas convencionales comenzaron en 1974 con variedades de almendro del CITA y un programa de portainjertos de cítricos en el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA).
la mejora en frutales ha aumentado la calidad sensorial del fruto, la resistencia y tolerancia del frutal a enfermedades y plagas
También se recalcó su alto coste, debido al largo periodo de juvenilidad, la propagación vegetativa y el gran tamaño de los individuos. La selección asistida por marcadores puede acelerar estos procesos, pero la biotecnología supone una inversión adicional que ha de ser rentabilizada a posteriori. En general, el desarrollo de una variedad en los programas tradicionales de mejora supondría de 11 a 14 años, pudiendo adelantarse en el mejor de los casos 6 u 8 años con la aplicación de la biotecnología.
Los investigadores mostraron como la mejora en frutales ha aumentado la calidad sensorial del fruto, la resistencia y tolerancia del frutal a enfermedades y plagas y ha ampliado el calendario de maduración y cosecha. Por ejemplo, con el programa de mejora del almendro en el CITA se han conseguido 10 nuevas variedades más rentables a partir de una sola variedad sin polinizadores, extender el periodo de floración para evitar las heladas invernales, etc.
En el caso del melocotonero, se ha mejorado la calidad en los frutos tardíos, se han obtenido nuevas formas y variabilidad de la pulpa, paraguayos de forma más plana, nectarinas sin la piel pubescente con distinto color de pulpa, etc. En el Registro de variedades existen 376 variedades de Melocotonero, 3 de ellas obtenidas en el CITA, cuya diversidad cubre todo el calendario de producción.
Los visitantes pudieron conocer de primera mano la mejora de los portainjertos, que ha permitido la introducción de genes de resistencia a nematodos, como los 5 para almendro y melocotonero obtenidos por el CITA. Estos pueden ser utilizados en condiciones de replantación, permitiendo adaptarse a suelos con alto contenido en caliza, típicos de los suelos mediterráneos, controlar el vigor y tener compatibilidad de injerto polivalente. Estos portainjertos poseen una alta aptitud viverista con una alta tasa de propagación vegetativa y marcadores morfológicos de la hoja roja que facilitan la selección del injerto.
Los nuevos objetivos de mejora del CITA buscan paliar la incidencia del calentamiento global, más acuciante en la zona mediterránea, por lo que se estudian variedades adaptadas a las distintas necesidades de frío y portainjertos adecuados a las distintas zonas edafoclimáticas. En este nuevo contexto, es necesario estudiar las nuevas enfermedades emergentes que permitan extender el cultivo de las nuevas variedades y/o recuperar variedades tradicionales y germoplasma silvestre que aporte genes de mayor adaptación y resistencia.