Los propietarios informaban de la sustracción de algo más de 40.000 kilos de naranjas de las variedades ortanique, clemenules, nave-late y lane-late.

     Al haberse terminado ya la campaña de variedades tardías, la investigación se centró en averiguar cuáles eran los almacenes de las localidades cercanas que trabajaban con la fruta procedente de "la espigolá", naranja de menor calibre, pero con igual salida al mercado internacional, exportada mayoritariamente a Polonia.

Cazados cuando transportaban 20.000 kilos


     Los agentes localizaron los almacenes y establecieron un dispositivo de seguimiento y vigilancia, además de controles en la documentación de los camiones y furgonetas que acudían a vender la fruta a los almacenes.

     La Policía interceptó a dos transportistas que trataban de vender 8.000 kilos y casi 12.000 kilos de naranjas respectivamente, y que no contaban con la autorización de recogida por parte de los responsables de los huertos.

     Además de detener a los dos transportistas, la Policía logró detener a la totalidad de los integrantes de la cuadrilla que trabajaba para uno de los transportistas, que además era reincidente y que contaba con antecedentes policiales por hechos idénticos.

    Tras la inspección de los albaranes de entrada de naranjas en los almacenes sometidos a la investigación, se pudo determinar que otros 25.000 kilos habían sido admitidos de manera ilegal, por lo que se procedió a la detención e imputación de los responsables de los almacenes como presuntos autores de un delito de receptación.

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