A puntito estamos de recibir los aportes del Júcar, lo que provoca ciertos sentimientos contradictorios en el campo de nuestra provincia. Por una parte, la zona del Vinalopó, en alerta máxima por el déficit hídrico, necesita y ya aportes ‘de donde sea’, tal y como nuestros representantes políticos reiteran tanto últimamente. Así, mi amigo y catedrático y director de proyectos de Ineca, Joaquín Melgarejo, ha constatado recientemente, que, de hecho, zonas del Vinalopó, y también de La Marina, están en una situación de absoluta emergencia. Bienvenida sea, por tanto, esa agua.

    Ahora bien, el aporte aprobado en forma de riego de socorro no servirá para beber, tampoco para regar hortalizas. Sólo podrán alimentarse ciertos cultivos leñosos. De hecho, el traspaso de agua se aprueba ante el inminente riesgo de que se sequen y mueran de inanición. Además, el líquido de la desembocadura del Júcar permitirá recuperar los árboles, pero no las producciones. Lo estamos sufriendo en nuestras propias carnes. El agua mala, que ahora es a la que tenemos acceso los agricultores alicantinos, reduce nuestros rendimientos. En pocas palabras, nos gastamos más y más y más en riego y obtenemos menos, menos y menos.  ¡Piense en la frustración que nos genera!

    La toma en Cortes del trasvase Júcar – Vinalopó tiene un coste energético de 1,3 kw/m3 y la de la Marquesa se eleva a 3,5 kw/m3 Respecto a los costes de explotación, la toma en Cullera multiplica por 2,7 los de Cortes, sea cual sea el volumen potencialmente trasvasado. ¡Verá que hay una gran diferencia! Pues bien, nosotros no podemos asumir estos sobrecostes. Por producir las frutas y hortalizas de mayor calidad, llevamos cobrando lo mismo que hace 30 años, mientras que los costes (impuestos de la luz, Seguridad Social, agua, abonos,…) no dejan de incrementarse cada día. Por tanto, es fundamental que abaratemos nuestros gastos fijos para poder mantener nuestras explotaciones abiertas y no lanzar todavía a más personas al paro, lo que incrementaría las lamentables cifras de desempleo de este país. No podemos pagar tanto y encima, por agua mala, que, además, tampoco servirá para resolver el problema de la sobreexplotación de acuíferos al tener tan pocos usos.

    Hay otras muchas razones sobre la mesa que justifican la toma de Cortes. Por ejemplo, que ya se haya gastado mucho dinero en esa obra, contando, además, con el dinero de la Unión Europea. Por todas ellas, hemos luchado durante años políticos, empresarios agrícolas, de otros sectores, y la sociedad civil en general. Ahora, por mucho ‘pitote’ que estén montando desde Valencia, no pensamos echarnos para atrás. Las organizaciones que representan a los productores de la vecina provincia se niegan a darnos agua. Dicen que sufren una pertinaz sequía y con tanto dato, estudio, informe, dictamen, tratado… es un mareo determinar si es cierto o no lo que ahora lloran. Ahora bien, sí hay una verdad como un templo. Respecto a la media alcanzada durante la última década, la cuenca del Júcar almacena mucha más agua (en concreto, +316 hm3). Así lo dice el propio Ministerio de Medio Ambiente. ¡Compruébelo y verá como es cierto!

    Y, por favor, que ya esté bien de tanto pelear entre nosotros. Animo desde aquí a nuestro conseller a que nos siente a todos los que vamos a utilizar el agua. Él sabe dialogar y negociar y creo que sólo hay una manera de entenderse en esto: ¡No levantarnos de la mesa hasta que haya un acuerdo! No nos interesa el protagonismo, ni la manipulación, sólo que los agricultores de esta tierra obtengan lo que se merecen y cuenten con recursos asequibles y de calidad. 

     ¿Quién nos dice que no nos merecemos ese agua? Hemos invertido más que nadie para no malgastar ni una sola gota, mientras que ellos, como la mayoría en nuestro país, siguen regando a manta y recibirán dinero a cambio para ponerse al día y no dañar el entorno. La sequía es estructural en Alicante hasta tal punto que, teniendo en cuenta los últimos 70 años, 40 han sido secos. ¡Necesitamos los trasvases! El agua es un bien nacional. Pedimos cordura, sensatez y la misma valentía que tuvieron los políticos del pasado para aprobar la ejecución de obras que palien el déficit. Esperamos que llegue pronto una solución coherente que elimine para siempre este grave problema, que se creó, no lo olvidaremos nunca, por la sinrazón del Gobierno de ZP, que rechazó de manera unilateral el proyecto de Arias Cañete, pese al acuerdo existente entre todos los usuarios y que la obra estuviera ejecutada en un 52%. En palabras de Cicerón, humano es errar, pero sólo los estúpidos perseveran en el error.

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