Para ello, es necesario ensayar y evaluar nuevas estrategias de manejo, control y lucha contra los microorganismos causantes del mildiu y oidio. Los técnicos quieren demostrar que es posible atajar estas patologìas aplicando únicamente la cantidad óptima de fitosanitarios, que variará según la zona geográfica en la que se encuentre el viñedo dentro del País Vasco. En concreto, la investigación se llevará a cabo en las zonas agroclimáticas de Rioja Alavesa y Txakoli.
Uno de los problemas que presentan los plaguicidas convencionales son los residuos que dejan en la uva y, por tanto, en el mosto y el vino; Los expertos medirán los residuos aportados por las materias activas de los fitosanitarios, cómo varía su presencia tanto en el medio ambiente como en diferentes partes del producto obtenido según las diferentes estrategias utilizadas para tratar el mildiu y oidio, y cómo pueden afectar a la salud humana. Igualmente, se evaluará el empleo de fitosanitarios denominados de ‘residuo cero’ como alternativa a los productos habituales.
Detección temprana del hongo
Las estrategias de control de las dos enfermedades se establecerán basándose en herramientas tecnológicas para la detección temprana y localizada del hongo. Las nuevas tecnologías permiten percibir la presencia de la enfermedad antes incluso de la aparición de síntomas visibles. Esta detección rápida permite elegir de forma más precisa los momentos más adecuados para aplicar los fitosanitarios.
Todos los resultados de la investigación serán presentados a los productores de uva en distintos ensayos experimentales y demostrativos. El proyecto se ha planteado teniendo en cuenta la Directiva de Uso Sostenible de Plaguicidas, 2009/128/CE, que establece un marco para conseguir una utilización sostenible de los productos empleados para combatir plagas.
La Directiva y el propio proyecto LIFE FITOVID buscan la reducción de los riesgos y efectos del uso de plaguicidas en la salud humana y el medio ambiente. Otros objetivos son el fomento de la gestión integrada de plagas y de alternativas a los plaguicidas químicos convecionales.
(Foto: NEIKER)