Las especies forrajeras de verano investigadas son moha, mijo, girasol forrajero y sorgo por pasto del Sudán. Se trata de especies de verano más rústicas, que necesitan menos agua para su desarrollo y adaptadas a temperaturas más elevadas. Todas ellas se han comparado con el maíz y se ha valorado tanto su producción como la calidad nutritiva del forraje, además de otros aspectos agronómicos.

    Al mismo tiempo se está investigado la marafalfa (Pennisetum sp.), que ha despertado gran interés entre los ganaderos por su alta producción y reducido costes de mantenimiento. El material de marafalfa ensayado en las parcelas experimentales de NEIKER-Tecnalia en Derio (Bizkaia) proviene de la isla del Hierro y fue cedido por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Los resultados preliminares constatan una buena implantación, aunque se apunta un primer año sin cortar con el objetivo de garantizar la persistencia del cultivo, de manera que a partir  del segundo año se puedan realizar dos cortes/año con una producción total de 57 t MS/ha .

    La adaptación de la marafalfa al entorno cantábrico es un reto que se marca NEIKER-Tecnalia, ya que se trata de un cultivo muy sensible a la bajada de temperatura invernal, con una elevada necesidad de nutrientes y sensible al encharcamiento.

Romper la dependencia de los precios del pienso

        La intensificación de ganadería ha llevado a los productores a aumentar la cantidad de piensos y otros alimentos que tienen que ser adquiridos fuera de la explotación, lo que implica una gran dependencia frente a los cambios de precio. En la actualidad, esta dependencia se ha traducido en altos costes de producción que repercuten negativamente en la competitividad de las explotaciones ganaderas. De ahí, la importancia de contar con nuevos cultivos que contribuyan a la alimentación del ganado de forma eficaz y sostenible desde el punto de vista ambiental y económico.

    Una opción para incrementar la cantidad y calidad del forraje producido en la propia explotación, de manera respetuosa con el medio ambiente, consiste en llevar a cabo rotaciones forrajeras, siendo la rotación anual “maíz (verano) / raigrás italiano (invierno)” la más habitual en la cornisa cantábrica. Dentro de esta rotación, el maíz es el cultivo principal, con un 70% de la producción total, y las especies de invierno se siembran después ocupando el terreno hasta la próxima primavera, en que vuelve a sembrarse el cultivo principal de maíz.

Beneficios económicos, sociales y medioambientales

     Los resultados de este proyecto serán muy interesantes como referencia para los técnicos y gestores del sector agroganadero a la hora de hacer recomendaciones en referencia a los distintos sistemas forrajeros. Los técnicos de NEIKER-Tecnalia van a analizar tres aspectos esenciales: valoración de la calidad nutritiva y producción de las distintas especies forrajeras; pautas agronómicas en la implantación y mantenimiento de especies forrajeras nuevas; y valoración económica de los costes reales de la producción forrajera.

    Las características agronómicas de cada especie, su valor nutritivo, las labores asociadas a cada cultivo y la climatología, junto con los intereses y necesidades particulares de la explotación, condicionarán la elección del cultivo más acorde a cada situación.

    NEIKER-Tecnalia promoverá acciones de transferencia y divulgación que permitirán una relación más directa con los usuarios finales, de manera que se pueda valorar el impacto real del trabajo, además de adaptar futuras acciones que den respuesta a las necesidades relacionadas con los recursos forrajeros.

(Foto:  NEIKER)

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