Según el blog, Pan cada día, la forma del Pan de Cea es alargada y redondeada en sus extremos, con una hendidura en su parte central a la que los expertos llaman ‘fenda’, que le da a la pieza su aspecto característico, quedando dividido en dos partes iguales abombadas y ensambladas.

   En San Cristovo de Cea se pueden encontrar 19 hornos que elaboran este pan y que con su esfuerzo y dedicación hacen posible que se pueda producir y que llegue a todos los consumidores. Dentro de la gastronomía gallega hay una gran variedad de platos típicos para poder combinar con este pan.

   Un buen caldo gallego, elaborado con grelos, nabizas, berzas o repollo junto con patatas cocidas, unto de alubias blancas y algún ingrediente cárnico, como chorizo, lacón o panceta cocida, o un rico pulpo ‘à feira’, no serían lo mismo sin el Pan de Cea.

Pan de Payés, la última IGP reconocida

   Del frío Cantábrico nos movemos hasta la Costa Dorada donde está el Pan de Payés, a quién el pasado 27 de abril el Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Natural (DAAM) dio el reconocimiento como Indicación Geográfica Protegida (IGP).

    La IGP Pan de Payés catalán ampara un producto que respeta una manera de hacer que, en esencia, se ha mantenido inalterable a lo largo de los últimos 100 años en Cataluña y que se fundamenta en procedimientos de elaboración lentos y en el saber hacer de los panaderos durante la cocción. El pan protegido por esta IGP ha de cumplir estrictamente un conjunto de condiciones y un reglamento para garantizar que el que llega al consumidor es un pan con todas las características del tradicional y que reúne determinados aspectos visuales (redondo, de imagen rústica, de corteza crujiente de color tostado, miga tierna y alveolado grande, del mismo color blanco que la harina que se utiliza, que permanece tierno con el tiempo, etc.) y organolépticos (gran aroma y sabor, cierta acidez que mantiene la sensación de frescor, y textura agradable pasadas 8-9 horas).

En Ciudad Real pan tiene un sabor propio a cereal

   De Cataluña nos vamos a Castilla La Mancha para probar el Pan de Cruz de Ciudad Real. Tal y como dice la web de Turismo de Castilla La Mancha este pan se define como el formado por una pieza compacta y densa de trigo candeal, bregado de miga consistente y blanca, en forma de hogaza abombada, con corteza lisa, en cuya cara anterior lleva dos profundos cortes perpendiculares en forma de cruz, de la que toma su nombre.

   Una característica a destacar de este pan es que la miga tiene un aroma intenso a cereales y en boca un sabor agradable y ligeramente dulce, la corteza es suave y crujiente en boca y tiene un sabor a cereal tostado. Este pan de elaboración artesanal está caracterizado por la climatología propia que hace que la baja humedad relativa del aire provoque que la consistencia de la miga sea compacta, pero de forma algodonosa y sin alvéolos dándole una suavidad característica.

    Los platos más típicos son el ‘tiznao’ (guiso de pimiento, cebolla y bacalao asados), las migas de pastor, el gazpacho manchego o ‘Galianos’, o la caldereta de cordero, geniales platos de puchero que hay que probar con un pedazo de Pan de Cruz en la mesa.

Última visita en Granada, con su pan de Alfacar

Nuestra última parada será en Andalucía, en Alfacar un municipio español perteneciente a la provincia de Granada. De allí es el Pan de Alfacar, un pan tradicional a base de harinas de trigo, masa madre natural fermentada en la zona de elaboración, agua del manantial de Alfacar, levadura de panificación y sal comestible.

    Los panaderos logran un pan característico gracias a la utilización de materias primas específicas, cuyas características se encuentran vinculadas tanto a factores naturales como humanos de la zona de elaboración. El Pan de Alfacar tiene una textura flexible y suave, color blanco cremoso en el interior y color dorado en su corteza, que carece de harineado y se presenta ligeramente brillante y lisa. En la página del MAGRAMA se pueden ver todas las características.
 

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