La Consejería de Agricultura, que viene apoyando tradicionalmente al sector apícola regional con unos 320.000 euros anuales de ayudas a las asociaciones de productores, reconoce la gran contribución de este sector a la agricultura.
No habría frutales de hueso, almendros, melones, sandías y demás cultivos sin el efecto polinizador de las abejas, que son el 90 % de los polinizadores del medio agrario.
Sin embargo, la Dirección General de Ganadería y Pesca estima que no se ha reconocido y valorado aún la gran aportación de las abejas a la conservación del medio ambiente.
Según el catálogo de la flora protegida regional hay unas 200 especies autóctonas silvestres en peligro de extinción y el efecto polinizador de las abejas hace que no desaparezcan especies tan singulares como la Manzanilla de Escombreras, la Membrillera blanca o el Tomillo amargo, entre otras.
Por ello aboga por conseguir en Bruselas la mencionada ayuda adicional para los apicultores, por mantener sus colmenas en espacios donde se ubique flora autóctona amenazada.