José Luis Marcos / Presidente de Asaja Palencia

Uno de los recuerdos más gratos que nos dejará este verano de 2024 a los asociados de ASAJA-Palencia, y también a título personal, por qué no mencionarlo aquí, se lo deberemos para siempre a nuestra socia Felisa Abad con motivo del Trillo de Plata que la Asociación La Trilla de Castrillo de Villavega decidió concederle y entregarle el primer sábado de agosto.

Como bien nacidos, antes que nada daremos las gracias por aquella feliz jornada a esta asociación, a sus directivos y socios; así como a la propia homenajeada, a quien felicitamos, como a Fademur, entidad que fue distinguida con el Trillo de Oro 2024.

En el acto central de la Fiesta de la Trilla de este año, Felisa Abad Bahillo, agricultora y veterana asociada de Asaja-Palencia, ofreció sobradas muestras de su enorme valía humana, de su saber estar, de su altruismo y de su amor al campo y a su pueblo, Castrillo de Villavega. Para orgullo de propios y ajenos, el nombre de esta localidad se conoce fuera de nuestros límites provinciales por esta fiesta entrañable que cada agosto nos recuerda con cariño y esmero las labores agrícolas de antaño.

CARA AL 15-O, DÍA DE LAS MUJERES RURALES

Nuestra querida Felisa (Felisina, para los más íntimos y sus vecinos), lleva décadas demostrando lo que una mujer puede aportar al mundo rural, a este noble trabajo de la agricultura que compartimos, y a la defensa del papel de las mujeres tanto en la actividad agraria como en la vida social de nuestros pueblos. No está de más destacarlo también ahora que apenas queda una semana para que celebremos, como cada 15 de octubre, el Día Internacional de las Mujeres Rurales.

Felisa Abad (tercera por la izquierda), acompañada en Castrillo de Villavega por directivos y empleados de ASAJA-Palencia durante la Fiesta de la Trilla 2024, en la que recibió su merecido Trillo de Plata.

La llegada de una mujer a la cabeza de uno de los tres poderes del estado, el judicial, ha motivado este verano un sinfín de titulares en los periódicos, una catarata de noticias y comentarios en los medios audiovisuales… más el esperado cruce de pullas entre algunos políticos, por ver quién luce más músculo feminista. En fin…

Por desgracia, no logra tal repercusión pública el enorme trabajo que tradicionalmente han venido desempeñando las mujeres de la agricultura y de la ganadería (¡qué sería de la ganadería de este país sin las mujeres que han trabajado en ella, codo con codo, con los hombres, pero de manera menos visible!), unas mujeres que, ya sea durante toda su vida adulta, ya durante algunas épocas de su vida, se han empleado en la dura tarea de sacar adelante las explotaciones. En no pocos casos, además, los reveses de la vida (como una orfandad prematura o una viudedad inesperada) las han obligado a ponerse al frente de la actividad y, como suele decirse, coger el toro por los cuernos.

A esa dedicación agraria Felisa ha unido, también ya durante décadas, la reivindicación de ese papel y de una mayor consideración de las mujeres del medio rural, de sus derechos y necesidades específicas. Tampoco está de más subrayar que hizo ese trabajo altruista, como otras pioneras, cuando abogar en todos los foros por la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, y especialmente en el medio rural, no era la moda del momento, ni mucho menos; cuando desde los poderes públicos no se fomentaban programas para ello, y cuando había que superar incluso la incomprensión, la apatía o hasta la crítica abierta de sus propios vecinos… y vecinas, como manda ahora el lenguaje políticamente correcto. Gracias y enhorabuena a nuestra Felisa

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