El propio Gobierno uruguayo, que ejerce la presidencia pro témpore del grupo desde diciembre pasado, informó este miércoles de que aunque el reciente ingreso de Venezuela "es legítimo e irreversible", su permanencia "dependerá solo de la voluntad de los venezolanos".

    Así lo expresó en declaraciones a Efe el vicecanciller uruguayo, Roberto Conde, al detallar por ejemplo que en la definición de la fecha de la Cumbre presidencial semestral del bloque que acogerá su país a mediados de año "hay que ver ahora cuál va a ser el calendario electoral en Venezuela".

    "Es un elemento nuevo que debemos tener en cuenta", manifestó Conde, que a título personal mostró su esperanza de que la votación sea "una confirmación del proceso bolivariano" y no haya "cambios dramáticos", como "una deserción de Venezuela".

    En su opinión, "solo un escenario en el que la oposición venezolana pudiera ganar con una contundente mayoría podría revertir ese proceso".

    Zuasnábar, por su lado, cree que, pase lo que pase en esas elecciones, el futuro de Venezuela dentro del grupo va a ser un "dar y barajar de nuevo".

    El experto cree que ninguno de sus eventuales sucesores, como el actual vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro, líder en encuestas realizadas antes de conocerse la muerte de Chávez, cuenta con los "vínculos personales" o la "sintonía" que el fallecido gobernante logró con sus colegas regionales.

    Respecto al "enroque" de Venezuela por Paraguay en junio de 2012, el vicecanciller Conde ratificó la postura de Argentina, Brasil y Uruguay de que aquel polémico proceso fue "legítimo".

    "Para nosotros, Paraguay (uno de los cuatro fundadores del grupo en 1991) no estaba en ejercicio de su derecho de voto cuando se resolvió el ingreso de Venezuela", indicó.

    Paradójicamente, la aceptación del nuevo socio estaba trabada desde hacía años precisamente por el Congreso paraguayo, que se negaba a ratificarla.

    La solución llegó con la suspensión de Paraguay, justificada por la destitución del presidente Fernando Lugo, aliado de Chávez, en un juicio político en el Legislativo paraguayo que Argentina, Brasil y Uruguay calificaron de "golpe de Estado parlamentario".

    Ahora, para que Paraguay salga del limbo en el que se encuentra, el grupo ha puesto como condición esperar el resultado de las nuevas elecciones de abril próximo, pues no reconoce al Gobierno de Federico Franco, el vicepresidente que sucedió a Lugo.

    A todas estas dificultades de carácter político se suman las de índole comercial, a las que se refirió el presidente José Mujica la semana pasada con saña al remarcar la supuesta falta de rumbo del grupo, pese a ser el mandatario uruguayo un gran defensor de la integración regional.

    En su audición radiofónica semanal, Mujica afirmó que, "más que un mercado común", el bloque es "una mala unión aduanera" con "crecientes dificultades de comerciar entre sus socios".

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