En este sentido, ha precisado que "son capaces de invadir nuestros ecosistemas y de suplantar o desplazar a las especies autóctonas y crear bosques alóctonos como ha ocurrido en zonas como la sierra de Monchique en Portugal".

    Muñoz ha señalado que durante la investigación se ha advertido que en muchos puntos del Espacio Natural existen mimosas con el consiguiente peligro que ello supone para la flora autóctona que "podría incluso llegar a desaparecer si no se lleva a cabo un control continuo de las especies".

    El problema de la erradicación de esta especie se encuentra en sus semillas, ya que las mismas pueden permanecer hasta veinte años germinando en el suelo, por eso, a pesar de que se arranque la planta pueden volver a crecer en años sucesivos.

    La entrada de semillas al Espacio Natural se produce al existir en su entorno fincas de naranjos y polígonos industriales que usan estas acacias como vallado y por la entrada de otros suelos a su interior para acometer distintas obras y que ya vienen infectados.

    Ante esta situación, desde el grupo ‘Marismas y Playas’ se realizan una serie de recomendaciones como el cumplimiento escrupuloso de la Ley publicada en el 2011 que prohíbe el uso de acacias o realizar un control aún más exhaustivo del que en la actualidad para erradicar las acacias en todo el entorno del parque.

    Además, se apuesta por aumentar el control sobre la entrada de suelos para distintas obras en Doñana, algo que debe traer aparejado el controlar a los empresarios de canteras para que no usen acacias que puedan infectar los suelos con sus semillas.

    Muñoz ha asegurado que le consta que el Espacio Natural de Doñana viene trabajando en la erradicación de esta especie pero "hay muchas otras invasoras y estamos en crisis, una época en la que todo son recortes y el medio ambiente es de los primeros que han caído".

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