LA UNIÓ de Llauradors i Ramaders espera una campaña apícolal con un gran descenso de producción de miel en la Comunitat Valenciana, cifrado en alrededor del 30% sobre la pasada, y unas cotizaciones a la baja para los productores. Las previsiones son que haya más de 1.200 toneladas menos de miel en la Comunitat Valenciana en relación a la pasada, con unas pérdidas estimadas para los apicultores superiores a los 6,5 millones de euros.

En referencia a los precios de la miel se acentúa para la próxima campaña su caída, que se arrastra ya varios años, fundamentalmente debido a que las grandes comercializadoras compran miel importada de países terceros, sobre todo de China y Argentina. Diversos son los factores que dificultan el crecimiento de la economía apícola en nuestro territorio. El principal es el de la situación climatológica, pero también la bajada de los precios o la imposibilidad de venta.

AFECTA  EL ACUERDO DEL CONSELL PARA LA LIMITACIÓN DE LA POLINIZACIÓN CRUZADA ENTRE PLANTACIONES CITRÍCOLAS JUNTO A LOS CASOS DE USO DE PRODUCTOS FITOSANITARIOS

El descenso en la producción de miel monofloral se ha visto mermada por cuestiones climatológicas como las altas temperaturas que hubo en enero y febrero que provocaron el adelanto de las floraciones; así como las lluvias, humedad y bajas temperaturas de marzo que helaron muchas de las floraciones.

Esa combinación de floraciones adelantadas primero y heladas posteriormente ha provocado que producciones como la miel de romero se eche totalmente a perder en muchos casos y en otras se haya hecho sólo un primer corte de la miel, que siempre tiene inferior calidad que el segundo. Las condiciones climáticas de lluvia, nubes y nieves reducen los días de recolección de la abeja de polen y néctar, disminuyendo así su capacidad para la fabricación de miel correspondiente a la época convulsa de la apicultura.

Cabe sumar también las restricciones que comporta el Acuerdo del Consell para la limitación de la polinización cruzada entre plantaciones citrícolas (pinyolà), junto a los casos de uso de productos fitosanitarios no autorizados en los campos citrícolas que son mortales para las abejas. Ambas cuestiones imposibilitan cada vez más la producción de miel de azahar.

Esta situación para los apicultores se vio agravada por la crisis de la Covid-19, inicialmente con el cierre del canal HORECA y la suspensión de los mercados de venta no sedentarios, que impidieron la venta de los productos apícolas. Además, con tantos meses de confinamiento y las restricciones de movilidad se dificultó el trabajo en los colmenares, teniendo en cuenta que gran parte de los apicultores son trashumantes y no tienen las explotaciones cerca de su domicilio.

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