Y es que, según explica Bellido, si el año pasado la facturación media rondó los 30 céntimos de euros el kilo, este año ha remontado hasta los 39 céntimos que cobraron algunos agricultores a principios de campaña, aunque pronto cayó de nuevo a 36 céntimos. Cuando el precio descendió de esta manera, la mayoría de los agricultores optaron por dejar de vender la aceituna y reservarla para molino porque este año se espera mejor precio.
   Pero lo mejor, si las expectativas se cumplen, estará por llegar. “Pensamos que la aceituna entregada y que aún no se ha cobrado cotizará al alza”, esperan los agricultores.
   Para comprobar el comportamiento de los mercados de aceituna hay que hacer un seguimiento minucioso ya que se trata de un mercado absolutamente sensible a cualquier condicionante y que varía con gran facilidad. Así, el inicio de la campaña estuvo marcado por las condiciones de sequía que auguraban que la cosecha fuese menor que los aforos que se estaban haciendo hasta la fecha. Esto condicionó un precio de inicio de campaña (39 c€/Kg) superior al del año pasado aun habiendo unas abundantes existencias. Una vez que comenzó la campaña tuvieron lugar las copiosas lluvias de final de septiembre que cambiaron totalmente el panorama, ya que parcelas que no se iban a poder recoger para aceituna de mesa se pusieron en buenas condiciones.
   Esto provocó un descenso del precio en los puestos de compra que llegó hasta los 30 c€/Kg. En otra campaña se hubiera seguido vendiendo a este precio, pero este año el destino de nuestra aceituna estaba condicionada por el precio que estaba tomando el aceite, que ha ido mejorando, con lo cual gran parte de los agricultores decidieron dejar de recoger y ceñirse sólo a sus cupos en cooperativas dejando el resto para recogerla más tarde y destinarla a molino.
   Esta situación junto a las lluvias prolongadas de los primeros días de noviembre han hecho que la cosecha sea incluso algo menor, una situación que ha beneficiado ya que así se han limpiado los almacenes, “que estaban bastante llenos”, matiza el técnico de Asaja Málaga.
   Los datos que facilita la Agencia de Aceite de Oliva a fecha 31 de octubre hablan de una cosecha, a nivel nacional, de 406.890 toneladas, lo que supone un descenso del 16% respecto a la campaña pasada. “A estos datos tan solo habría que añadirle la poca cantidad que estimamos que se ha podido recoger en los primeros días de noviembre, más caracterizados por abundantes lluvias que por días aptos para la recolección”, indica Bellido.
   Otras nota positiva es que en los dos meses que van de campaña se han animado las ventas, comercializándose un total de 94.350 toneladas, de las que 56.910 toneladas se han destinado a la exportación y 37.440 toneladas al mercado interior. La comercialización, en conjunto, aumenta un 20% respecto a la campaña pasada, con lo cual las existencias a 31 de octubre se cuantifican en 653.310 toneladas, un 15% menos que en la campaña anterior a esta fecha. Si esta situación se mantiene, el precio que puede tomar la aceituna entregada va a tener un alza importante con respecto a los precios que tenía en la campaña anterior.
   El mercado de la aceituna de mesa, comenta Baldomero Bellido, está muy influenciado por la cosecha de cada año “ya que en los últimos años más aceituna de la que al final se comercializa y, por tanto, las cantidades que quedan como existencias presionan mucho el mercado a la baja”.
   La única forma de regular este mercado es reduciendo la cosecha (depende de los agricultores) o aumentando las ventas (se está intentando a través de la promoción). “Asaja Málaga participa activamente en la información de este mercado para que los agricultores tengan criterio para decidir qué destino dar a su aceituna y también en la promoción y seguimiento que de la misma se hace a través de INTERACEITUNA”, explica Bellido.
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