«Como todo cambio de modelo, la reducción del uso de antimicrobianos en la ganadería tendrá un coste y al final será la seguridad alimentaria y el mercado en el que competimos el que nos marcará hasta dónde llegar. Así pues, para que los veterinarios podamos colaborar en la resolución del problema global de las resistencias al antibiótico necesitamos también el apoyo de la sociedad, que tendrá que asumir igual ése coste en el corto plazo». Así de tajante se mostró el presidente del Colegio de Veterinarios de Valencia (ICOVV), Francisco Beltrán Andreu, en la ronda de conclusiones de la importante jornada celebrada recientemente en la sede colegial para debatir este problema.
Como conclusión principal, todos los expertos destacaron que la producción valenciana es «de alta calidad y carente de residuos». Antes, durante la inauguración del evento, el director general de Agricultura y Ganadería, Roger Llanes, advirtió de la otra cara de ésa misma moneda, que los avances logrados en esta materia por la avicultura y el sector porcino valencianos están ya «convirtiéndose en un arma competitiva que debemos explotar frente a los sistemas productivos de ganaderías de terceros países».
Aclaran que en nuestro país «no se consumen antibióticos, ni en la carne ni en la leche y sus derivados»
La cuestión -considerada ya por la ONU y la OMS al mismo nivel de amenaza para la salud pública que en su momento tuvo el Sida o el ébola- fue introducida por la mayor experta española en la materia, Consuelo Rubio, jefa del Departamento de Medicamentos Veterinarios de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). La coautora del Plan Nacional Resistencia Antibióticos (PRA) comenzó definiendo el fenómeno como la capacidad que tienen las bacterias de sobrevivir, de crecer y multiplicarse en presencia de agentes antimicrobianos, preferentemente antibióticos, que a concentraciones normales o las mataría o al menos, las inhibiría.
Acto seguido, concretó el alcance del problema: la falta de eficacia a la hora de atajar infecciones de estos fármacos provoca cada año en la UE la muerte de más de 37.000 personas, de más de 70.000 en EEUU. En España la cifra, aunque algo desfasada, es de 2.500 muertes anuales, lo que conlleva un coste sanitario de unos 150 millones de euros.
El origen de la crisis, de la aparición de las llamadas ‘superbacterias’ -convinieron todos los ponentes- no se ha dado tanto en medicina animal como en humana. En la segunda, según los datos acumulados de la receta reembolsada por el Sistema Nacional de Salud y de la receta privada, España es el segundo país de Europa en consumo de antibiótico, tras Grecia. En medicina veterinaria, según el informe ESVAC, estamos también a la cabeza europea.
Pese a todo y por centrar el asunto, la responsable de la AEMPS aclaró que en nuestro país «no se consumen antibióticos, ni en la carne ni en la leche y sus derivados porque para eso los antibióticos tienen un tiempo de espera, de retirada para asegurar que las carnes, cuando llegan al consumidor, no los contengan. Lo que sí pueden portar son genes de resistencias», explicó.