“Antes trabajábamos casi como una ONG en países subdesarrollados, pero hoy día el manejo del agua a coste cero es una alternativa que también demanda nuestro país”, afirma el catedrático Julián Lebrato Martínez de la Universidad de Sevilla y responsable del grupo de investigación de Ingeniería del Agua Posible, Tratamiento del Agua, Saneamiento, Abastecimiento (grupo TAR).
Este equipo trabaja desde hace más de 30 años en el desarrollo de la autoconstrucción del ciclo del agua a coste cero en el caso extremo de falta de medios económicos. Aplicando la denominada ‘ingeniería del agua posible’ (IAP), el trabajo comunitario suple en su totalidad a la falta de financiación.
Esta tecnología también incluye la formación de los usuarios en la construcción y gestión de los trabajos para garantizar su mantenimiento y sostenibilidad a lo largo del tiempo.
En el último año, estos sistemas se han puesto en marcha en ciudades como Managua (Nicaragua) con la autoconstrucción de un canal que hace circular las aguas residuales por debajo de las piedras, evitando su estancamiento y el contacto directo con las personas en una calle de 20 viviendas.
Pero ahora también están siendo demandados por pequeños y medianos pueblos de España que se encuentran sin recursos económicos por causa de la crisis. “La filosofía de nuestro grupo es desarrollar conocimiento para la sociedad en su conjunto”, señala Lebrato.
Solucionar problemas relacionados con el agua
El investigador explica que con la IAP se da solución a necesidades como el transporte de agua, el tratamiento de aguas de consumo humano y de aguas residuales, el saneamiento de aguas negras, así como el aprovechamiento de aguas saladas y salobres.
No se requieren grandes infraestructuras ni inversión económica, sino recuperar los sistemas tradicionales a base de piedras y jugando con la entrada y la salida del aire para degradar, por oxigenación, la materia orgánica.
“Nuestra investigación se abrió hace tiempo a ese sector de la población que contaba con poco recursos y hoy día va dirigido también a aquellos que no tienen nada –dice el experto–. Creemos firmemente que una universidad pública tiene que dirigir sus esfuerzos también a obtener resultados que mejoren la calidad de vida de todos los ciudadanos y den respuesta a sus necesidades directamente”.
Valor de la formación
Según su director, lo mejor ha sido introducir a los estudiantes (licenciados, diplomados y técnicos de formación profesional) en la resolución de problemas reales para adquirir experiencia. De hecho, casi mil alumnos ya se encuentran trabajando en las empresas del sector medioambiental de Andalucía.
“Con apoyo, estos jóvenes serán los técnicos que nos den la oportunidad de resolver nuestros problemas ambientales, generar tecnología, abrir un nuevo sector industrial y exportar tecnología, todo ello generando riqueza a partir del gasto enorme que se está haciendo para cumplir con las exigentes normas ambientales de la Unión Europea”, destaca el profesor Lebrato.
De este trabajo ha nacido además la Escuela Internacional de Ingeniería del Agua de Andalucía (EIA), que en la actualidad imparte cursos en países como Chile, Costa Rica, Haití, Guatemala, Honduras, Argentina, Venezuela, Colombia, Perú, El Salvador, Nicaragua y Panamá.