La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) ha reconocido que el sector empieza a preocuparse por la sequía, dada la escasez de agua en los embalses, por debajo en su mayoría de las medias de los últimos diez años. Aunque las últimas lluvias han aliviado un poco la situación, los regantes siguen mirando la cielo.
Así lo ha indicado en una entrevista con Efeagro el presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), Andrés del Campo, quien también ha recordado las reivindicaciones de los profesionales para reducir el alto coste de la energía que soportan.
A Almería, Murcia y C. Valenciana las últimas lluvias les ha venido bien pero los recursos siguen estando «muy ajustaditos»
«Hay preocupación ya» entre los agricultores del regadío porque noviembre empezó bien, pero «estos días hace mucho frío y no está lloviendo» y los embalses están a tan sólo el 59% de su capacidad en España, aproximadamente, ha señalado.
Por cuencas, el Tajo está al 48 %; el Guadiana al 58 %; el Guadalquivir, al 51 %; el Duero al 48 %; el Ebro al 57 %; el Júcar al 32 %; el Guadalete al 56 % y el Segura al 28 %, entre otras.
Según ha resaltado, «si llueve pronto, no habrá problemas, pero la época de llenar los embalses llega hasta febrero y, de momento, en noviembre ha entrado muy poca agua» en los pantanos.
Las últimas precipitaciones han ayudado, pero muchas se produjeron cerca del mar, lejos de las cabeceras de ríos.
A Almería, Región de Murcia y Comunidad Valenciana también les han venido bien las lluvias y han ahorrado recursos, pero siguen estando «muy ajustaditos» para atender la demanda de los cultivos hortofrutícolas, por lo que a su juicio no es descartable que necesiten más aportaciones exteriores a corto plazo.
Más de un millón de hectáreas han cambiado de sistemas antiguos «por gravedad» a riegos modernos localizados o por goteo
Del Campo ha apuntado que la campaña fuerte de regadíos en España se realiza entre primavera y verano, tradicionalmente, aunque cada vez se riega más durante todo el año, pero con menos recursos, gracias a la tecnología y a cultivos menos exigentes en agua.
Ha detallado que, en los últimos años, más de un millón de hectáreas han cambiado de sistemas antiguos «por gravedad» a riegos modernos localizados o por goteo, lo que le convierte en el segundo país del mundo con el mayor porcentaje de estos últimos, sólo por detrás de Israel -aunque éste tiene poca superficie total irrigada, 180.000 hectáreas-, y por delante de India o China en proporción.
Antes del 2000, había en España 1,9 millones de hectáreas de riego por gravedad (59 %); 802.712 has por aspersión (24 %); 568.588 has «por goteo» (17 %); en total, 3,4 millones.
Actualmente, el regadío español ronda los 3,63 millones de hectáreas, de los que 1,8 millones tiene irrigación localizada o goteo (49,3 %) frente a las 978.125 hectáreas por gravedad (26,9 %) y 862.189 hectáreas por aspersión u otros (23,8 %).
Respecto al elevado gasto por las tarifas eléctricas, Fenacore tiene previsto reunirse la próxima semana con la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, para analizar este y otros asuntos.
En su opinión, el principal problema para los regantes es el «coste fijo» que tienen que pagar todo el año por el máximo de potencia contratada, se riegue o no, lo que supone el 50-60 % de los costes totales.
En la mayoría de los casos, los agricultores riegan de forma estacional durante unos pocos meses, pero deben pagar como si lo hicieran todo el año, lo que supone «un coste brutal» mientras que está parada la actividad e incluso sin que utilicen los motores, ha insistido.
Según sus cifras, desde el cambio de tarifas que se realizó en julio de 2008 hasta ahora, los costes fijos han aumentado más del 1.200 %, mientras que los gastos totales han repuntado el 100-120 %.
Los regantes piden «medidas realmente estructurales» que pasan por la modificación del sistema tarifario eléctrico
Tras la fuerte subida de los costes energéticos totales del 20 % de agosto de 2013, el Gobierno introdujo, para paliarlos, ciertas bonificaciones para los agricultores que realizan la declaración de la renta «por módulos» -cerca de un millón de titulares-, y con criterios exigentes de justificación, pero para Del Campo fue una solución «parcial» o temporal para ese momento.
Ahora, los regantes piden «medidas realmente estructurales» que pasan por la modificación del sistema tarifario: «No queremos subvenciones, sino pagar por la energía que realmente estamos utilizando; no por la teórica máxima contratada, que a lo mejor se utiliza sólo dos días al año, pero pagamos durante doce meses».
Entre las soluciones factibles, reclaman utilizar las energías renovables -solar, eólica o incluso hidráulica- para el autoconsumo y «sin penalizaciones» para tener menos dependencia de las compañías eléctricas, lo que permitiría a los profesionales contratar un término de potencia inferior con las operadores y ahorrar costes.
«Con la ley actual, incluso debes pagar un impuesto por la energía que produces»; «es como si a un agricultor que siembra tomates para autoconsumo se le exige abonar un tributo» al supermercado porque no se los compra, ha concluido.