La tecnología disponible en procesos de tratamiento de aguas salobres permite en la actualidad ofrecer un agua idónea para su uso en la agricultura a precios más bajos que los que exige un tratamiento de desalación con captación directa de agua de mar. Por este motivo, Feral confía en ese modelo de gestión para garantizar un aporte complementario de agua tan necesario en una zona donde la producción agraria es el motor económico fundamental y en la que los acuíferos están sobreexplotados.

    “Los regantes tenemos que estar a favor de un uso racional del dinero público y nuestra obligación es sensibilizar a las administraciones competentes en esta materia para que tengan en cuenta la opinión de los usuarios finales antes de invertir millones de euros en soluciones provisionales”, explica Jose Antonio Pérez, portavoz de Feral.

    No obstante, Feral ha recibido con satisfacción el notable aumento en la capacidad de evacuación de agua desde la balsa del Sapo porque contribuye a generar tranquilidad en los invernaderos más próximos a la Balsa del Sapo, que sufren directamente las consecuencias de las inundaciones.

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