EFE.- Esta advertencia la ha realizado hoy el presidente de la Asociación de Productores Europeos de Bananas (APEB), Leopoldo Cólogan, en una rueda de prensa con motivo de la reunión en Santa Cruz de Tenerife de esta organización que representa al cien por cien de la producción comunitaria de plátano.
La APEB integra a los productores de dicha fruta en Madeira, Canarias y las islas francesas de Martinica y Guadalupe, todas ellas regiones ultraperiféricas que en su conjunto suponen 19.956 hectáreas de superficie, 11.930 productores y una producción aproximada de 700.000 toneladas.
Leopoldo Cólogan precisó en la rueda de prensa que las ayudas comunitarias a la producción de plátano tiene su origen en las diferencias de salarios y costes que afrontan los productores comunitarios frente a los de terceros países, por lo que si recortasen estos fondos simplemente en un 10 por ciento habría «un caos».
Respecto a las críticas de algunos sectores agrarios ante estas ayudas, Cólogan afirmó que ve con asombro esta actitud y sobre todo, que sea secundada por algunos responsables políticos, lo que calificó de «disparate».
Sobre este asunto el presidente de UGPBAN, Eric de Lucy, que representa a los productores de Martinica y Guadalupe, afirmó que las ayudas comunitarias «no vienen del cielo» sino que suponen un presupuesto suplementario negociado por las regiones ultraperiféricas y con el que la UE reconoce que el sector platanero es prioritario y esencial para dichos territorios.
Quienes critican esta ayudas tanto de forma «agresiva» como «sutil» desconocen la historia de la producción platanera comunitaria, dijo Eric de Lucy, quien precisó que la cuantía recibida se corresponde a la diferencia de costes con otros territorios y por lo tanto «no es un regalo de Europa».
Al contrario, se trata de compensar financieramente esa diferencia en cuanto a costes salariales y medioambientales y por lo tanto Europea «asume su responsabilidad», pues al permitir la entrada de banano procedente de terceros países en sus mercados, también debe apoyar la producción comunitaria, que avala su trazabilidad ante los consumidores europeos.
Precisamente el principal reto que afrontan los productores comunitarios de plátano es el de mantener la producción, aumentar la calidad y la renta de los productores «tomando todas las medidas que sean necesarias» para contrarrestar los acuerdos de la UE que conllevan una reducción progresiva de los aranceles que paga la fruta extracomunitaria a su entrada en Europa.
La APEB, que en noviembre de 2014 celebrará su vigésimo quinto aniversario, recuerda que el arancel, fijado inicialmente en 176 euros por tonelada, es actualmente de 127 euros y en 2016 quedará fijado en 75, una cantidad que según Eric de Lucy supone «una protección insuficiente» para el plátano producido en las regiones ultraperiféricas.
Ello supone una preocupación común para estos territorios, dijo Jorge Dias, director de la Asociación de Productores de Madeira, quien recordó que esta reducción de aranceles supone «una amenaza» por la competencia que implica para los 3.000 pequeños productores de su región, en donde el plátano supone la primera exportación agrícola.
Para Martinica y Guadalupe el banano es «de lejos» el primer sector, con 11.000 hectáreas de cultivo, el 25 por ciento de la superficie total agrícola de ambas islas, y el 80 por ciento de los empleos del sector agrario, detalló Eric de Lucy, quien defendió el aumento de la calidad en la producción como forma de luchar contra el resto de fruta de terceros países.
Leopoldo Cólogan, quien recordó que el plátano percibe 280 millones de euros del Posei y de éstos, Canarias recibe 141 millones, dijo que la APEB hace un seguimiento de la evolución de los precios y el comportamiento de los mercados con el objetivo de advertir a la Comisión Europea si éstos se desestabilizan.
No obstante, apuntó también que en Canarias el empleo que genera el sector es estable y no ha habido ningún tipo de regulación, al tiempo que Eric de Lucy aseveró que la crisis no se ha percibido en el sector en Martinica y Guadalupe, en donde se han creado 250 empleos gracias, sobre todo, a su vinculación con el mercado francés.