EFE .- "Estos pequeños productores poseen cerca del 70 % de la población pecuaria susceptible a la fiebre aftosa", advierte el informe de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de la FAO.

"Sin la participación de los agricultores familiares y pequeños productores, no será posible erradicar la enfermedad, meta que se plantea en el Plan Hemisférico de Erradicación", señaló Tito Díaz, oficial principal de Desarrollo Pecuario de la Oficina Regional de la FAO.

Díaz es líder del proyecto Control Progresivo y Erradicación de la Fiebre Aftosa en la región Andina, ejecutado por la FAO, en conjunto con la Comunidad Andina de Naciones (CAN), los Gobiernos de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, y que cuenta con financiamiento de la cooperación española e italiana.

El proyecto de la FAO se fundamenta en tres ejes: brindar información relevante sobre el impacto de la enfermedad y los beneficios de su erradicación; fortalecer técnica y financieramente los servicios veterinarios oficiales con el fin de fomentar la sustentabilidad de sus acciones y programas; y lograr la asociación efectiva de los productores, con énfasis en los pequeños.

"Estamos trabajando a nivel regional con la CAN y a nivel de cada país combinando el enfoque normativo tradicional de apoyo técnico, con estrategias de educación, comunicación y concienciación que involucren al pequeño productor y a otros actores de las cadenas locales de valor para comprometerlos con la erradicación de la enfermedad", explicó Tito Díaz.

Según la FAO, los beneficios de erradicar la enfermedad son enormes, especialmente para el pequeño productor, ya que les permite evitar las productivas y reproductivas, reduce los costos asociados a las medidas de control y les permite el acceso a nuevos y mejores mercados para comercializar sus productos.

En términos de su seguridad alimentaria, erradicar la fiebre aftosa aumenta la disponibilidad de alimentos (leche y carne) para las familias de los agricultores, concluye el estudio.

 

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