El aumento de los costes de producción en el campo sigue al alza y una prueba de ello es el crecimiento del 12% en el precio de los fertilizantes nitrogenados a lo largo del pasado año y de un 3% adicional en el primer trimestre de 2025, según denuncia LA UNIÓ Llauradora, como consecuencia del anuncio de la subida de los aranceles de la UE a los fertilizantes de Rusia y Bielorrusia.
Este incremento coincide además con el pico del uso de fertilizantes nitrogenados en el campo, entre otras cosas por el comienzo de la fase de crecimiento vegetativo en muchos de los cultivos leñosos, hortalizas o los abonados de cobertera en los cereales tras las buenas perspectivas de cosecha por las recientes lluvias
Los fertilizantes nitrogenados son clave para la agricultura europea y española y LA UNIÓ alerta de que estas subidas se podrían trasladar al resto de fertilizantes hasta poner en riesgo la viabilidad de explotaciones ya afectadas por la escalada de precios en energía y otros insumos.
“UNA VEZ MÁS, Y YA HE PERDIDO LA CUENTA, SERÁ EL SECTOR AGRÍCOLA QUIEN ASUMA, COMO MONEDA DE CAMBIO, LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE ESTAS DECISIONES»
La organización advierte de que la subida del 100% de los aranceles a los fertilizantes de Rusia y Bielorrusia, propuesta por las Instituciones de la Unión Europea, empeorará todavía más la situación y lastrará a la agricultura nacional y valenciana. En este sentido, LA UNIÓ alerta de que los aranceles elevarán aún más los costes de producción.
Por ello, manifiesta su preocupación ante la decisión de la Comisión Europea, respaldada por los Veintisiete, de imponer aranceles progresivos a los fertilizantes nitrogenados procedentes de Rusia y Bielorrusia, medida que entrará en vigor el próximo 1 de julio de 2025 y que podría provocar una subida de 45 euros/tonelada en la próxima campaña agrícola y alcanzar hasta 430 euros por tonelada en 2028, un incremento del 100% en términos ad valorem.
Carles Peris, secretario general de LA UNIÓ, señala que «gravar a esos dos países con aranceles es castigar doblemente a los agricultores europeos, que no son responsables del conflicto, pero que sí sufren sus consecuencias. Una vez más, y ya he perdido la cuenta, será el sector agrícola quien asuma, como moneda de cambio, las consecuencias económicas de estas decisiones».
Por ello Peris indica que «pedimos al Gobierno español que exija a Bruselas una exención para las materias primas de fertilizantes en situaciones de escasez, como ya se hizo con el gas en 2022».
La organización reclama además que la UE acelere el desarrollo de alternativas -como fertilizantes verdes o planes de eficiencia nutricional- y refuerce las ayudas directas para paliar el impacto. «Sin medidas compensatorias, esta decisión debilitará la soberanía alimentaria y aumentará la dependencia de importaciones extracomunitarias», añade Peris.