En la primera edición, la asociación sufragó el coste del festival; para esta segunda convocatoria, han acudido a la fórmula del "crowdfunding" -financiación colectiva- para rehabilitar el espacio rural bajo las estrellas donde se celebrará la muestra, explica a Efeagro una de las responsables de la asociación, Nekalde Zubeldia.
"Fuimos muy modestos" aclara Zubeldia, pero gracias al apoyo de 58 cofinanciadores han obtenido 3.680 euros, que están "estirando al máximo" para que el último fin de semana de agosto esté todo preparado para recibir a los espectadores.
En Montseny (Barcelona), la Asociación Viver de Bell-lloc está buscando "padrinos" para cabras con un doble objetivo: producir leche para hacer quesos y otros derivados lácteos y limpiar el bajobosque en una finca cedida por una familia.
Hace años que trabajan en la agricultura ecológica para apoyar a personas de la zona con discapacidad; el año pasado, buscaron ampliar "su mercado" con la cría de gallinas y ahora lo hacen con el ganado caprino, detalla el responsable de proyectos de la asociación, Tomás Ruiz.
Por el momento, cuentan con el apoyo de 30 confinaciadores y 3.150 euros para su proyecto.
Un huerto de lo más internacional
Una cesión desinteresada por parte de un particular de un terreno en el paraje de "El Nazareno", en el Cabo de Gato, fue la que animó a la Asociación Retama a convertir esta zona, hasta el momento sin uso, en un huerto social para que se beneficien jubilados o parados.
Buscaron fórmulas para la financiación y se decidieron a presentar una iniciativa concreta, la de la "fontanería" para el huerto, que requería una bomba y unas tuberías que costaba 2.500 euros, según el vicepresidente del colectivo, Rafael Hernández.
"Fue todo un éxito", subraya Hernández, y se han encontrado con aportaciones de gente desde Canarias o Londres.
El huerto tendrá 31 parcelas, de las que ya se han repartido cinco, y también se utilizará para realizar cursos de agricultura ecológica o degustaciones de productos.
En marcha un proyecto de deshidratación de fruta
Otro de los "usuarios" de esta fórmula emprendedora es la Fundación Escuela de Solidaridad, que ha dado acogida desde hace años en sus centros de Granada y Alozaina (Málaga) a personas en grave situación de exclusión social.
Según explicaban en la presentación de su proyecto, en esa zona hay una gran cantidad de pequeñas fincas de árboles frutales, muy productivas y de gran valor alimentario, pero que al no resultar rentables para la cadena comercial su producción se quedaba en los arboles.
La organización propuso, entonces, aplicar a estos alimentos el proceso de deshidratación como fórmula para crear una nueva economía de subsistencia para muchos habitantes de la zona.
La administradora, Mariló Cejudo, asegura que ha tenido un éxito "increíble", porque en muy poco tiempo se han conseguido muchas aportaciones, 106, con las que han reunido 5.500 euros.
El deshidratador ya es una realidad y, desde hace un par de semanas, se están haciendo pruebas con frutas y verduras.
Desde la organización se han iniciado contactos con cooperativas de productores ecológicos para que colaboren con la iniciativa y apoyar el mantenimiento de la casa de acogida.