EFE.- El trabajo, del que son autores Mari Carmen Antolín, María Laura Fiasconaro y Manuel Sánchez-Díaz, ha demostrado que la presencia del lodo no afectó a la capacidad de la alfalfa para formar nódulos -las estructuras que les permiten absorber el nitrógeno de la atmósfera-, pero la actividad metabólica de estos sí descendió.

A pesar de ello, las plantas de alfalfa crecieron de forma óptima, ya que fueron capaces de asimilar tanto el nitrógeno presente en el lodo como el del aire, se señala en el trabajo, realizado en colaboración con la empresa NILSA y publicado en la revista científica Journal of Hazardous Materials.

Según explica Antolín en un comunicado de la Universidad de Navarra, el uso excesivo de fertilizantes en los suelos agrícolas altera la actividad microbiana del suelo e impide las asociaciones entre plantas y bacterias, una relación beneficiosa y necesaria.

En el caso de las leguminosas, como guisantes, habas, soja o alfalfa, éstas pueden obtener el nitrógeno del aire al establecer simbiosis con ciertas bacterias del suelo, lo que da lugar a estructuras en las raíces llamadas nódulos.

Por tanto, afirma la experta, las leguminosas "no dependen de los fertilizantes que se puedan añadir, como sucede con otros cultivos".

En opinión de la investigadora, el empleo de lodos de depuradora en la agricultura resulta muy positivo para el suelo, ya que son compuestos ricos en materia orgánica y nutrientes como el nitrógeno, mejoran la estructura del suelo y su uso como fertilizantes supone un importante ahorro energético.

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