Con este fin, y una vez que se ha demostrado que esos pocos jóvenes han sido capaces de conseguir propuestas e innovaciones merecedoras del aplauso general que auguran un futuro para el sector si se tiene el apoyo necesario, los Jövenes de ASAJA pretenden abrir un debate general donde se valore y se impulse que estos mismos jóvenes son una prioridad a la que se debe cuidar.
Por eso, su decálogo recoge todos los aspectos que consideran necesarios para que se produzca y se impulse es relevo generacional que tanto necesita la agricultura y la ganadería española. Dicho s décalogo se resume en los siguienes puntos:
Formación, innovación y nuevas tecnologías
La actividad que se desarrolla en el campo es cada vez más compleja y tecnificada. La formación y las nuevas tecnologías deben ser la piedra angular a través de la cual desarrollar una mentalidad empresarial. No basta una formación técnica y desfasada. ¡Los jóvenes precisan de una formación práctica adecuada a sus necesidades reales¡. Ello es posible a través de un asesoramiento permanente y profesional. Resulta necesario mejorar los intercambios de jóvenes agricultores y en general todos aquellos instrumentos que puedan contribuir a una mejor preparación.
Fomentar la instalación y la consolidación del agricultor
El 6% de los agricultores tiene menos de 35 años y mientras tanto el proceso de éxodo rural parece imparable. Este alarmante dato explica la urgencia en incorporar a los jóvenes al campo. A fin de asegurar un efectivo proceso de instalación se precisa de un régimen más ágil, menos burocrático y con medidas de apoyo a largo plazo. Incentivar a los jóvenes pasa por mejorar el apoyo a la instalación y el régimen de ayudas a los planes de mejora de las explotaciones.
El éxito de los jóvenes no puede excluir a los mayores
Apoyar a los jóvenes no implica marginar a los mayores, se trata de buscar un marco coherente de ayudas que posibilite la viabilidad de la actividad agrícola. Desgraciadamente la míseras pensiones del colectivo agro-ganadero hacen que muchos agricultores continúen con la actividad haciéndola compatible con el cobro del subsidio de la jubilación, lo que sin duda, dificulta el relevo generacional. El Estado debe equiparar las pensiones agrarias con las del resto de colectivos, incentivar el cese anticipado e incorporar medidas que garanticen la transferencia efectiva de la explotación a un agricultor en activo al llegar a la edad de jubilación.
La unión hace la fuerza, No mires, ¡implicaté!
La implicación activa de los jóvenes en el seno de las organizaciones agrarias y cooperativas resulta imprescindible para dotarlas de nuevas ideas, una mayor innovación y una mejor respuesta empresarial a los retos de la comercialización. Es nuestra responsabilidad compartida promover y facilitar la participación efectiva de los jóvenes en la toma de decisiones.
Otra PAC es posible, adaptémosla
La reforma de la PAC en curso debería concretarse en nuevos elementos de apoyo hacia los jóvenes agricultores, demostrando su carácter prioritario. El apoyo de los jóvenes en el primer pilar debe tener un tratamiento prioritario y completarse con un paquete de medidas más general que incentive la actividad agrícola. En el marco del segundo pilar, el desarrollo rural debe contribuir a crear las estructuras de apoyo que los jóvenes necesitan.
El antíttodo ante el imparable éxodo rural
Los poderes públicos no pueden evadir su responsabilidad. Especialmente en momentos de crisis debe apostarse por invertir en el campo eliminando burocracia, con incentivos fiscales, invirtiendo en infraestructuras y consolidando servicios de calidad en el medio rural. El objetivo evidente es lograr un medio rural vivo donde los jóvenes puedan vivir y trabajar sin considerarse ciudadanos de segunda categoría.
Una lógica aspiración: por una renta digna para nuestros productores
Los jóvenes agricultores no aspiran a vivir de los subsidios sino de la venta de sus productos. Sin embargo, perciben los precios más bajos jamás pagados por sus productos y los desequilibrios en la cadena alimentaria desincentivan de forma sustancial la apuesta de los jóvenes por la actividad agrícola. Más transparencia, la eliminación de las prácticas abusivas y nuevas medidas contractuales pueden aliviar esta situación.
Nuestra `prioridad: el acceso a la tierra y el acceso al crédito
Los principales problemas de los jóvenes agricultores radican en la dificultad de acceso a la tierra y al crédito. A este respecto deben promoverse de manera urgente nuevos sistemas de acceso a la tierra y garantizar el acceso prioritario al crédito.
Los jóvenes agricultores no son propietarios de la tierra que trabajan. ASAJA reclama medidas de política agraria que incentiven el arrendamiento a largo plazo y que podrían concretarse en reducciones fiscales a los propietarios. Las ordenanzas de las administraciones locales sobre adjudicación de tierras y pastos de uso común deben incentivar la incorporación al sector.
La riqueza de la diversidad
Existen actividades alternativas o complementarias de la agricultura y ganadería “tradicionales” que deben orientarse en mayor medida a los jóvenes porque ellos son los más receptivos y mejor preparados al cambio. Energías renovables, turismo rural o conservación del patrimonio natural pueden ayudar a la necesaria diversificación de la actividad del joven agricultor.
Responsables de nuesra alimentación, el primer eslabón de la sostenibilidad
El carácter estratégico de la agricultura no se cuestiona. Sin embargo, el proceso de abandono de la actividad agraria parece no tener fin. Si los jóvenes no encuentran un contexto favorable para desarrollar la profesión seran inútiles todas las medidas específicas y bienintencionadas que puedan proponerse. El relevo generacional en el campo no es algo marginal sino una cuestión de la que depende la seguridad alimentaria de todos los ciudadanos.