Los incendios forestales en lo que va de año han quemado 53.119 hectáreas, casi cinco veces más que en 2018, cuando ardieron 10.984 hectáreas, según los últimos datos facilitados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
Sin embargo, respecto a la media de la última década, las cifras -hasta el 21 de julio- arrojan un aumento inferior de la superficie abrasada, en concreto del 16 por ciento, con 45.642 hectáreas calcinadas.
El contraste de cifras en los últimos dos años se debe especialmente a que 2018 fue un año «meteorológicamente excepcional», muy húmedo en toda España, con un 25 por ciento más de lluvia respecto al valor promedio, ha explicado a Efeverde el decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, Eduardo Rojas Briales.
De cara al final de esta temporada de incendios forestales, Eduardo Rojas ha indicado que «la situación podría ser peligrosa» si persistieran las olas de calor y la ausencia de precipitación, aunque es muy difícil prever con exactitud qué pasará por la complejidad de las predicciones meteorólógicas con demasiada antelación.
También es posible, por otra parte, que pudieran darse episodios de «inestabilidad atmosférica» que provocaran tormentas que redujeran el riesgo de incendios forestales.
Tanto el mal estado de los montes por causas como el abandono y la acumulación de combustible, como «las ventanas meteorológicas» de mayor riesgo que aumentan con el cambio climático son dos de las principales circunstancias que determinan la extensión de los incendios, según el experto.
«Ambos factores se retroalimentan, pero hasta la fecha ha sido más determinante el abandono de los montes», ha señalado Rojas.
Aunque todavía con datos provisionales a la espera del final de la temporada, en 2019 los Grandes Incendios Forestales (GIF), que superan las 500 hectáreas, han sido ya nueve, frente a solo uno el año pasado y seis de media en la última década.
España es un paisaje altamente inflamable que se está convirtiendo «en un polvorín» por el cambio climático
Durante lo que va de año se han generado 7.483 siniestros, de los que 4.741 fueron conatos (menos de 1 hectárea afectada) y 2.742 incendios de más de una hectárea, afectando al 0,2 por ciento de la superficie total del territorio.
En área del Mediterráneo, España es el segundo país -solo por detrás de Portugal- con más incendios forestales cada año, con 12.000 siniestros y cerca de 100.000 hectáreas de media calcinadas, según el informe «Arde el Mediterráneo», presentado recientemente por la organización ecologista WWF.
España es un paisaje altamente inflamable que se está convirtiendo «en un polvorín» por el cambio climático y que registró en el período 2009-2018 un 23 % del total de los siniestros ocurridos en los países mediterráneos, con una superficie quemada que ascendió al 26 % del total, según dicho informe.
De acuerdo a las últimas cifras del Ministerio de Agricultura, el 45,7 por ciento de los siniestros en 2019 se han dado en el noroeste de la península, en la zona que abarca las comunidades de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco y las provincias castellanas de León y Zamora; en las comunidades interiores, que incluyen al resto de áreas no costeras, salvo León y Zamora, se originaron el 38,28 por ciento de los fuegos.
En la zona mediterránea, se registraron el 15,52 por ciento de los siniestros mientras que en el archipiélago canario los siniestros apenas suman por el momento un 0,45 por ciento del total.
Respecto al tipo de vegetación quemada, la más perjudicada ha sido en su mayoría leñosa con 45.749 hectáreas de las que aproximadamente 32.000 son matorral y monte abierto, y 13.600 superficie arbolada, además de 7.369 hectáreas de pastos y dehesas.
(Fotos: Archivo)