De Santiago-Juárez ha destacado también que la nueva norma reducirá los costes para los ganaderos, obligados desde que surgió esa crisis a contratar un seguro para que empresas autorizadas retiren las reses muertas de sus granjas.
El consejero, no obstante, ha advertido de que el abandono de reses muertas en estas zonas, conocidas como muladares, solo se autorizará en determinadas condiciones y áreas preestablecidas.
De este modo, los ganaderos deberán presentar la correspondiente solicitud y la autorización estará supedita a la comprobación de que en esas zonas no estén cubiertas las necesidades nutricionales de las aves carroñeras.
Además, sus granjas tendrán que cumplir unas condiciones sanitarias y no podrán ser intensivas, es decir, con el ganado estabulado, sino extensivas, con las reses libres en el campo.
Castilla y León cuenta, según la Junta, con el mayor censo en España de aves necrófagas, con unas 6.000 parejas de buitre leonado, el 24 por ciento del total nacional; 380 de alimoche, el 26 por ciento; y el 15 por ciento de buitre negro y de águila real.