Para el director general de la Asociación de Bebidas Refrescantes española, Josep Puxeu, "esta decisión pone de manifiesto el impacto negativo de los impuestos en la economía y en el consumo, especialmente negativo en momentos de recesión" como el actual.

     "El Gobierno danés está reconociendo el carácter regresivo del impuesto y su impacto negativo sobre empleo y el comercio", añade.

     La política económica seguida por Dinamarca podría ser un buen ejemplo para otros países europeos que se enfrentan a una situación de crisis y alto desempleo, ha puntualizado.

    En opinión de Puxeu, "reactivar el consumo es lo que realmente puede favorecer la economía y aumentar la recaudación. Y a ello podemos contribuir sectores como el de las bebidas refrescantes puesto que la gran diversidad de refrescos que existen en el mercado hace que lleguen a todos los consumidores".

     "Los impuestos sobre los refrescos están siendo progresivamente descartados por los gobiernos y parlamentos de toda Europa", comenta el secretario general de la patronal europea del sector, Unesda (en sus siglas en inglés), Alain Beaumont, en el mismo comunicado.

    Añade que "no han demostrado alcanzar ningún objetivo en el ámbito de la salud pública, únicamente destruir empleo".

     Este anuncio se une a la retirada el pasado año de un impuesto que gravaba a las grasas saturadas y que se pensaba extender también al azúcar, puesto que "se demostró que este tipo de medidas no tenían ningún impacto en los hábitos de los consumidores y, en cambio, tenían un efecto negativo en la economía y en el empleo".

     Ha afirmado que se espera que la supresión del impuesto en Dinamarca "permita recuperar la mayor parte de los 5.000 puestos de trabajo perdidos y que los daneses no tengan que ir a Alemania o Suecia a comprar refrescos".

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