EFE.- El diario «L’Economiste» lo ilustra hoy con cifras: si la producción de cítricos (sobre todo naranja y mandarina) ha aumentado hasta casi el doble en cinco años (2,2 millones de toneladas), la cantidad dedicada a la exportación ha bajado de un 40 a un 25 % en la misma época.

Ha sido en el mercado de la Unión Europea donde la competencia de los demás países productores se hace más dura, señala el diario: la venta de naranjas (la mitad de las producidas en Marruecos iba para estos países) ha caído un 9% entre 2009 y 2012, y la de mandarinas y clementinas, un 26 %.

Los exportadores se orientan cada vez más hacia el mercado ruso, al que dirigen un 61 % de ventas de mandarinas y clementinas en 2013 y un 32 % de las de naranjas, pero la volatilidad de la moneda rusa (el rublo) hace temer un gran descenso para este año.

Los cítricos marroquíes están ausentes de otros mercados, como el de los países del Golfo Pérsico, grandes consumidores, que optan por los frutos turcos y egipcios, que además sufren menos el problema de la «estacionalidad» climática.

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