Ante situación, la organización agraria se pregunta con ironía, pero a la vez enfado, si "¿será que los responsables de dicha Consejería o del Servicio Territorial de Medio Ambiente no se fían de que sus agentes respeten la directriz de que los buitres no matan?".
Así le ha tocado sufrir, "tanto con los buitres del campo como con la Consejería", al ganadero de vacuno extensivo de El Barraco, Jesús Díaz Maqueda, cuya explotación ha sufrido dos ataques en una semana. En ambos casos los buitres han estado a la espera de que llegara el momento del parto a dos hembras de la citada ganadería. El pasado jueves, 13 de noviembre, le llegó el momento a una vaca primeriza de raza Charolesa, en el paraje de “Matalasfuentes”. En realidad lo que le llegó fue el momento de la muerte, puesto que los buitres, durante el parto, mataron a la madre y por ende a la cría, que llegó a salir completamente del vientre de la madre.
El jueves 20, justo una semana después del anterior ataque, los buitres han vuelto a matar, también en el momento del parto, a una impresionante vaca de raza cruzada Charolesa con Flewick, de siete años de edad. Hacia las 10 h de la mañana, Jesús Díaz realizó la rutinaria visita de atención a su ganadería, en este caso en el paraje del “Cerro de Navalpollo”. Observó que la vaca podría parir en el día, por lo que volvió al mediodía. Pero ya se encontró con la vaca muerta, si bien había dejado un rastro de sangre de más de cien metros desde el lugar donde parió hasta donde murió, en la agonizante muerte a picotazos en sus partes blandas posteriores y en la cara.
Sin embargo, la cría, refugiándose debajo de un zarzal había conseguido esquivar a la muerte a picotazos, si bien tenía comido parte del ombligo. Los buitres le han costado más de 4.000 euros al titular de la exportación ganadera.
Ante esta situación, al UCCL se pregunta en un su comunicado que s"i son los buitres de la Consejería, ¿por qué no pagan los daños que causan?, ¿por qué le niegan a Jesús Díaz una copia del acta que han levantado los agentes ambientales en el lugar de los hechos? Su hipocresía es mayúscula, pues presumen de su buena gestión ambiental por las cada vez más numerosas poblaciones de lobos y buitres, y sin embargo niegan los daños a la hora de indemnizar a los ganaderos. Y lo más triste aún: niegan la referida copia del informe de daños".