Rosalía del Río .- David, Álvaro y Alberto Jiménez Barbero son el alma de este negocio que ofrece una selección de carnes bajo el lema “La carne de la felicidad”. No en vano, este apelativo hace honor a una filosofía de trabajo caracterizada por el cuidado específico de la salud, el bienestar y la alimentación de sus animales.
Han invertido 15 años para conseguir crear una finca única; un entorno en el que terneras y bueyes disfrutan del campo y de sus condiciones de vida. Donde la innovación e investigación han sido clave para lograr productos de máxima calidad. Y donde una fiel creencia en la responsabilidad, honestidad y transparencia como filosofía de trabajo hace que estos tres hermanos puedan ofrecer un producto diferente:
· Su alimentación es exclusiva a base de cereales y forraje, lo que hace que su carne sea más nutritiva y sabrosa. Esta carne es exquisita.
· El agua es una parte fundamental de la alimentación por lo que el sistema creado para La Finca permite que los animales la tengan siempre a su disposición y a una temperatura adecuada (fresca en verano y templada en invierno). Esta carne es equilibrada.
· La carne de ternera que comercializan es exclusivamente de hembras pues las características de origen genético de éstas hace que sea de mayor calidad que la del macho. Esta carne es más tierna y jugosa.
En La Finca se cuida con especial mimo todo el proceso productivo, desde el nacimiento del animal hasta que la carne llega al plato del consumidor. Todas estas razones y la climatología de la zona hacen que este producto ofrezca asimismo propiedades organolépticas únicas.
Desde hace poco tiempo se puede disfrutar de este buey madrileño que nada tiene que envidiar a otras carnes selectas.
El saber hacer y el sentido común de sus impulsores se traduce en un riguroso control de calidad. En La Finca no importa el tiempo ni el esfuerzo si no la satisfacción propia y la del cliente ante un trabajo bien hecho. En este sentido, la experiencia de David como nutricionista y veterinario hace posible que estos animales disfruten de un bienestar y una alimentación superior a los demás, lo que redunda en su felicidad y, de ahí, en la del consumidor.