El brote de salmonella registrado en 2012 representa además el mayor registrado en humanos por contacto con aves de corral en un solo año.
Los pollos, patos y otras aves de corral pueden tener salmonella y transmitirla aunque no estén enfermos o parezcan estar saludables, según el informe.
Los ancianos, los bebés y las personas con un sistema inmunológico débil son más propensos a enfermarse más gravemente, debido a que en estos pacientes, la infección puede pasar de los intestinos al torrente sanguíneo y a otras partes del cuerpo y causar la muerte si no es tratada a tiempo.
La infección por salmonella ocasiona fiebre, dolores de estómago y diarrea y, aunque en la mayoría de los casos las personas se recuperan sin necesidad de recibir antibióticos, en otros la enfermedad puede durar hasta una semana y provocar complicaciones serias o requerir hospitalización.
A raíz del reporte, los CDC recomiendan lavarse las manos con agua y jabón después tocar aves de corral vivas o cualquier objeto en el lugar en el que viven.
Además, sugieren limpiar a fondo el equipo y contenedores utilizados en la crianza de estos animales y nunca dejar que estos entren a la casa, especialmente sitios donde se preparan los alimentos.