En pleno debate sobre los cambios que la CE puede imponer a España dentro de la PAC y en las modificaciones sobre los requisitos para ser ‘agricultor activo’, el sector agrario ve un gran reto de la Política Agraria Común actual facilitar instrumentos de gestión del mercado eficaces y ágiles para afrontar crisis como la provocada por el veto ruso o por el fin de las cuotas lácteas, y poder superar la volatilidad económica y de precios.
Las Cooperativas Agroalimentarias y las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA consideran muy importante que la PAC ponga el énfasis en elementos como la simplificación burocrática, la búsqueda de nuevos mercados y la concentración del sector para impulsar su competitividad futura.
menos burocracia para cumplir con el greening, temor a los efectos de TTIP y reflexión sobre el modelo producción europeo
A su juicio, los principales retos de la nueva PAC (2014-2020) pasan, entre otros elementos, por contar con instrumentos de gestión del mercado eficaces y ágiles para afrontar crisis como la provocada por el veto ruso o el fin de las cuotas lácteas. Tener una PAC “más sencilla” en cuanto a sus exigencias burocráticas ayudará a cumplir requisitos como el “reverdecimiento” (greening).
Pero también es imprescindible, apuntan, llevar a cabo un estudio de impacto de los numerosos acuerdos comerciales que en estos momentos negocia la UE, entre ellos la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (más conocido por TTIP, por sus siglas en inglés), y una reflexión sobre el modelo de producción comunitario.
También apuntan a la búsqueda de nuevos mercados y al apoyo a la concentración del sector agrario para que sea más competitivo.
cooperativas ve necesario un debate para acabar con la volatilidad y pide una simplificación «burocrática, no política»
Desde Cooperativas Agro-Alimentarias, su director de Relaciones Internacionales, Gabriel Trenzado, asegura el reto es que haya un “verdadero debate” sobre los instrumentos de gestión de mercados que “necesitan los sectores para paliar la volatilidad”.
“Creemos que la PAC debe ocuparse de las reformas estructurales” que logren que el sector se concentre, “esté más dimensionado y pueda ser rentable”, afirma Trenzado, quien también defiende que haya un “entorno estable” hasta 2020, en el que la simplificación sea “burocrática”, no política ni “una excusa para plantear una reforma antes de tiempo”, se busquen nuevos mercados y se logre un “gran pacto por el sector agroalimentario”.
A su juicio, es fundamental trabajar en “el incentivo a la concentración y la organización económica del sector productor, y una herramienta básica son las cooperativas, que en España tienen un problema estructural importante; y si son fuertes, sus socios productores se defenderán mejor en el mercado”.
asaja aboga ante el greeening por “un ajuste, que no una reforma”, que de hacerse tendría que ser a largo plazo
El director de Relaciones Internacionales de Asaja, Ignacio López, considera que los dos retos más importantes son “hacer que el sector productor gane peso, rentabilidad y presencia en toda la cadena agroalimentaria y luchar contra la volatilidad de los mercados”.
Desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) creen que el veto ruso, por ejemplo, “ha puesto de relieve la enorme dependencia que tiene la Unión Europea (UE) de lo que fluctúen los mercados”.
«Es importante tener una PAC con mecanismos de regulación de mercados y de rentas cuando haya casos de crisis abruptas”, asegura López, quien recuerda que “el proceso de liberalización y desregulación de los mercados ha tenido efectos que la propia UE no ha sido capaz de dar respuesta rápida, eficaz y urgente”.
En su opinión, en España se han podido adaptar bien las normas del “greening” a la realidad agronómica, pero plantea que se puede mejorar con simplificación, “pero un ajuste, no una reforma”, que de hacerse tendría que ser a largo plazo.
Para coag, una política de ayudas “sin más, sin una regulación de los mercados, es un parche que no corta la sangría del sector»
El secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Miguel Blanco, considera que la PAC -“actual, intermedia y a partir de 2020”- “se debería centrar en las medidas de regulación de los mercados; en volver a políticas de preferencia comunitaria con nuevos criterios de calidad y seguridad alimentaria, y de protección del medio natural y rural”.
Para Blanco, una política de ayudas “sin más, sin una regulación de los mercados, es un parche que no corta la sangría que vive el sector agroalimentario” y se debe lograr una PAC que “verdaderamente responda a la producción de alimentos con seguridad y calidad, y vaya dirigida a los verdaderos profesionales, sin marginar a jóvenes, sectores y profesionales”.
COAG considera esta PAC la más burocratizada de todas, por lo que piden “que se simplifique en la gestión de controles y exigencias a los agricultores, y se elimine el ‘greening’, ven necesaria una regulación de la cadena alimentaria a nivel europeo y que haya una organización sindical y profesional de los productores para ser más eficientes y competitivos.
UPA cree conveniente revisar los límites de fondos para las ayudas acopladas, “un instrumento magnífico para afrontar crisis sectoriales”
Por su parte, en relación al “reverdecimiento” de la PAC, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) señala que es necesario “modificar los criterios” actuales, porque no se corresponden a la realidad de la agricultura española en cuestiones relativas al barbecho, los coeficientes o la diversificación, Creen conveniente revisar los límites de fondos para las ayudas acopladas, porque a su juicio son “un instrumento magnífico para afrontar crisis sectoriales”.
En cuanto a la simplificación, UPA apunta que “debe permitir que los fondos obtenidos por el techo por explotación puedan ser utilizados en el primer pilar apoyando medidas relacionadas con los pagos acoplados. De esta manera se apoyaría eficazmente a los sectores más vulnerables y en crisis”.
Precisa que “si realmente se pretende dotar a los productores de medidas para reequilibrar la cadena agroalimentaria, las directrices comunitarias deberían ser mucho más flexibles” y permitirles “mantener negociaciones comerciales de tú a tú, con la industria y la distribución”.
En su opinión, la crisis derivada del veto ruso ha puesto de manifiesto que es fundamental abrir nuevos mercados y que el sector agrario europeo es terriblemente vulnerable a decisiones políticas ajenas al sector”.