El POOLred recoge del 30 de mayo al 5 de junio operaciones por 8.561 toneladas, un 2,57 % más que una semana antes, mientras que, en el último mes, las transacciones entre almazaras y entidades comerciales crecieron un 57,25 %, hasta 56.476 toneladas. Hubo dispar evolución para las distintas categorías comerciales.

    Así, el precio del virgen extra cayó un 1%, hasta 1,98 euros/kg, mientras que los vírgenes repuntaron un 5,26%, con 1,84 euros/kg, y los lampantes lo hicieron en un 0,84%, con 1,68 euros/kg.

     Según el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, los aceites de oliva virgen subieron un 0,95% del 26 de mayo al 1 de junio, respecto a la semana anterior, y se pagaron a 179,37 euros/100 kilos, mientras que los lampantes lo hicieron un 0,86 %, hasta 164,37, y el de orujo crudo en un 0,17%, hasta 80,97 euros/100 kg. Por su parte, el de girasol refinado subió un 0,61 %, hasta 78,10 euros/100 kg, según el Ministerio.

     El mejor comportamiento correspondió a Granada en virgen extra (+3,10 euros/100 kg) y virgen (+3,50), al lampante en Tarragona (+3,01 euros) y al refinado en Jaén (+1,80); hubo pocas variaciones en los mercados representativos para el orujo crudo o refinado y el girasol, ha añadido.

      Ligeras subidas para los vírgenes extra y lampantes en Italia, del +0,8 % y 0,5 %, hasta 3,48 y 1,55 euros/kg respectivamente, mientras que repiten los vírgenes a 2,42 euros/kg, según Ismea. En términos interanuales, la primera categoría se ha revalorizado un 14,6 %; la segunda cayó un 23,8 % y la tercera remontó un 2,3 %.

Confianza en una subida de los precios en unas semanas


     En cuanto a las previsiones para las próximos semanas, varios factores pueden jugar en favor de una recuperación de los precios.

      El buen ritmo de las salidas anticipa un enlace de campaña corto para la próxima campaña, que podría verse afectada por la vecería del olivar -aunque este fenómeno cada vez es menos relevante por los avances en modernización en este sector- y por las escasas precipitaciones que dejarán su huella en las fincas de secano.

     A todo ello se suma que los olivareros ya no se ven tan agobiados por las necesidades de liquidez, y cubiertas sus pólizas de crédito en muchos casos tienen mayor tranquilidad para aguantar las ventas o, por lo menos, no precipitarse y contribuir con ello a una apreciación sostenida de este producto alimentario.

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