El director del IMIDA, Adrián Martínez, explicó que “los primeros ensayos se iniciaron en 2005 y en 2009 se firmó el contrato de colaboración con Novamed, sociedad limitada que integra a los principales productores de frutas de la Región, con la finalidad de evaluar los nuevos híbridos obtenidos mediante cruzamientos intervarietales”.

   El responsable autonómico señaló que el objetivo del Programa de mejora genética es “conseguir frutas de mayor calidad organoléptica, de producción temprana y con resistencia a las principales fitopatías”. En este sentido, apuntó que potenciar el sabor, además de la calidad, es un objetivo irrenunciable si se quiere conquistar el paladar de los consumidores”. Además, añadió, “la producción temprana es algo que podemos conseguir gracias a las condiciones climáticas de la Región y con ello se obtienen mejores precios en el mercado”.

   Según los investigadores José Cos y Antonio Carrillo, obtener una nueva variedad requiere de ocho a diez años de trabajo. Desde que se inició este Programa se han evaluado cerca de 17.000 unidades, ya que mejorar el sabor requiere un largo proceso de selección en campo y la realización de un gran número de cruzamientos. En el laboratorio se analizan luego los parámetros de calidad de la fruta, como su acidez, su contenido de azúcar o su textura, entre otros.

   También es importante que las nuevas variedades cuenten con resistencias para combatir enfermedades tales como el oidio, sin necesidad de recurrir a tratamientos fitosanitarios. De esta forma se contribuye a una agricultura más limpia.

   Según Cos, el proceso de mejora genética no tiene fin. Cada año se evalúan nuevos híbridos, se seleccionan, se registran nuevas variedades y se plantean nuevos objetivos de mejora.

Líneas de trabajo

   Entre las diferentes líneas de trabajo destaca la búsqueda de variedades de baja acidez, para potenciar el consumo de fruta entre la población infantil. En este sentido, José Cos destacó que la platerina es la fruta del futuro, ya que no es necesario pelarla y se come fácilmente. Por otra parte, señaló que el consumidor ya asocia las formas planas de las nuevas variedades de los chatos o paraguayos con las frutas dulces.

   Según el investigador y jefe del Departamento de Hortofruticultura del IMIDA, Diego Frutos, la colaboración entre este organismo y Novamed demuestra que los agricultores murcianos están apostando por la I+D+i. Igualmente, señaló que en la fruticultura regional se está produciendo una gran revolución varietal y de zonas cultivo.

   A las zonas tradicionalmente productoras de fruta, como el Valle de Ricote, Cieza y Abarán, se suman ahora las áreas costeras de Águilas y Mazarrón, que junto con el Campo de Cartagena están plantando estas nuevas variedades de producción temprana que permiten llegar a los mercados con frutas de calidad en un período en el que están poco abastecidos y conseguir así mejores precios.

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