El nuevo sistema, que se basa en la identificación y evaluación de los riesgos actuales llevada a cabo por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), permitirá una mayor eficacia en los controles y reforzará la seguridad alimentaria.
A la vez, se da un papel protagonista a la información de la cadena alimentaria, como instrumento clave para mejorar la eficiencia del control, orientar la inspección y permitir solucionar los problemas en los diferentes eslabones en la cadena donde tenga su origen. Esta revisión se hará próximamente para las carnes de vacuno y de ovino/caprino.
Lamenta que no haya habido avances en la particiaciçon del personal de mataderos
No obstante, la industria cárnica lamenta que no se haya avanzado más en la participación más activa y la delegación de tareas en el personal de los mataderos, en línea con el principio de seguridad alimentaria europea que señala que los operadores económicos son los primeros responsables de garantizar dicha seguridad.
ANICE indica que la nueva reglamentación va a requerir un cambio de enfoque, la necesidad de establecer nuevos protocolos de actuación y una adecuada formación en la realización de las auditorías de control.
Las industrias cárnicas europeas hacen además un llamamiento a la Comisión Europea para que negocie de manera activa el reconocimiento de este nuevo modelo europeo por nuestros socios comerciales en los países terceros, para evitar problemas en el comercio internacional de carnes.
Los cuatros Reglamentos que entran ahora en vigor son: Reglamento 216/2014, que modifica los controles de triquina en mataderos, en base al concepto de explotación con condiciones controladas de alojamiento.
Reglamento 217/2014, mediante el que se refuerzan los controles de Salmonella en canales, modificando al Reglamento 2073/2005.
Reglamento 218/2014, modifica diversos aspectos de los Reglamentos 853/2004, 854/2004 y 2074/2005.
Reglamento 219/2014, modifica el Reglamento 854/2004 e introduce la reforma de la inspección veterinaria de la carne de porcino.
España necesita estructuras administrativas eficientes
España es el único país entre sus socios de la Unión Europea que mantiene un modelo de división de competencias administrativas entre cuatro departamentos diferentes (Agricultura-Sanidad-Consumo-Comercio), además de las competencias sanitarias de la Comunidades Autónomas.
Este sistema es contrario a dos de los pilares básicos de la legislación alimentaria de la Unión Europea: el enfoque integral “de la granja a la mesa” y el principio de responsabilidad de los operadores de la cadena alimentaria.
Por ello el sector viene reclamando un cambio de modelo que prime la eficacia en la gestión, la racionalización de los recursos y la competitividad de España como país.
Es necesario recordar que en los mercados exteriores no solo competimos con empresas y operadores de otros países, sino también con administraciones y modelos de gestión unificados, con altos índices de eficiencia en el apoyo a sus empresas.