Miranda subrayó que los forrajes constituyen el principal componente de la parte lentamente digerible de la ración de las vacas de leche, que es crítica para conseguir un buen índice de conversión (litros de leche producidos/kg de materia seca ingeridos), por lo que recomendó planificar y supervisar su obtención desde que se siembran hasta que se consumen.     

    Además, indicó que es imprescindible que el ganadero y el nutrólogo elaboren un presupuesto forrajero y dio unas pautas para aplicar con el silo de maíz y con el silo de hierba. También aconsejó realizar “un control contable de la actividad agrícola separada de la ganadera”. Para el ponente, la meta es avanzar en la intensificación agrícola tanto como se avanzó en la intensificación ganadera, una tarea “un poco abandonada” en la época de bonanza económica.

La eficiencia del periodo seco condiciona el estado de salud de la ubre

   Posteriormente intervinieron Martín López y Noelia Mourazos, veterinarios del Servicio de Calidad de la Leche de Seragro. Su charla fue una puesta en valor de la importancia del periodo seco en términos de salud de la ubre. Los dos técnicos expusieron un estudio efectuado en 173 explotaciones gallegas y con 9.405 vacas secas entre enero de 2012 y junio de 2013, con el que se propusieron valorar el secado, interpretarlo y comparar las diferencias entre granjas y, finalmente, determinar la importancia de una serie de factores en los buenos resultados de este periodo.

    Entre las conclusiones alcanzadas destacaron que la eficiencia del periodo seco condiciona el estado de salud de la ubre en la siguiente lactación; que el secado es un momento excelente de curación de infecciones intramamarias, aunque el éxito dependerá del equilibrio con el riesgo existente de nuevas infecciones; que los índices de células somáticas son una herramienta muy útil en un programa de calidad de la leche; que la duración del periodo seco no es determinante en cuanto a la salud de la glándula mamaria; que el manejo de la alimentación y del confort es clave, o que a la hora de diseñar una estrategia de secado hay que considerar el nivel productivo.

    Los siguientes protagonistas en el estrado del salón de actos de la Facultad de Veterinaria fueron los ganaderos coruñeses Javier Vázquez García, de la SAT Casa Menor (Boimorto), y Jesús Martínez Blanco, de la SAT Familia Martínez (Vilasantar). En ambos casos llevan las explotaciones de manera diferente: la primera SAT dispone de una buena base territorial, muy buenas condiciones de bienestar animal, buen trabajo en mejora genética y excelente balance reproductivo; por su parte, la segunda ganadería se caracteriza por la incorporación de nuevas generaciones familiares, instalaciones excelentes, buen confort animal, externalización de la recría e idónea gestión de la mano de obra. Con todo, tienen un punto en común, una visión empresarial que los organizadores de las Jornadas quisieron ofrecer como modelo en el que fijarse a la hora de tomar decisiones con responsabilidad.

El debate sobre la actualidad del sector

    Francisco José Ónega López, investigador del Laboratorio del Territorio, formuló y respondió tres preguntas relacionadas con la disponibilidad de tierras, un tema candente.

   La primera, de si interesa más tierra o si se necesita más tierra, la respondió con un “no vendría mal”, argumentando que, por ejemplo, en Alemania, Francia y Reino Unido, tres países productores de leche, son capaces de aumentar casi al mismo tiempo el tamaño de los rebaños y el de la base territorial, aun cuando ya parten de superficies mucho mayores, con lo cual, a pesar de que ahora incluso no todas las granjas necesiten más tierras, por la incertidumbre del contexto señaló que le parece que merece la pena intentar adquirirlas, ya que siempre se pueden adaptar a otros tipos de producción.

   La segunda, de si hay más tierra, también la respondió afirmativamente, con un “algo parece que hay”. Apuntó en este caso al plan piloto MobilízaTe, según el cual se cuantificó en más de 32.000 hectáreas la superficie que se encuentra en la actualidad en estado de abandono en Galicia a pesar de presentar potencialidad para el cultivo de maíz y de reunir las características estructurales mínimas para que sea rentable. Para Ónega, “hay que ampliar la perspectiva geográfica y hay que buscar qué tierra es apropiada para qué tipo de aprovechamiento”.

Hay base para conseguir mñas tieras, pero las leyes no están funcionando

   A la última pregunta, de si se puede conseguir más tierra, fue más difícil darle respuesta. Afirmó que “hay bases para intentarlo de una manera activa”, haciendo alusión a que existen un marco legal e instrumentos impulsados por la Administración (leyes de montes, de movilidad de tierras, de concentración parcelaria…); sin embargo, no están funcionando y echa de menos que los ganaderos reaccionen conjuntamente y con más fuerza para demandar que las habiliten por completo.

   Las dudas sobre las posibilidades de incremento de la superficie agraria pasaron de la conferencia de Francisco para la mesa redonda. Moderada por el presidente de Seragro, Rogelio Grille, contó con la participación de Carlos Cabanas, director general de Producciones y Mercados Agrarios del Magrama; María del Mar Pérez Fra, profesora de Economía Aplicada en la Politécnica de Lugo; Óscar Javier Pose Andrade, secretario de Servicios e Infraestructuras de Unións Agrarias; y el propio Francisco Ónega.

    Una vez más, en el debate salieron cuestiones como por qué no está resuelta la movilidad de tierras cuando es un problema del sector expuesto por primera vez ya hace muchos años y que trataron gobiernos de distinta índole política. También se mostró el descontento por la incertidumbre acerca de la larga negociación de la PAC y de los criterios de las ayudas, que hace que los ganaderos tengan poco margen de maniobra, y por la inestabilidad de los contratos lácteos, incluso en la actualidad, con la subida de precios.

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