Por eso, ha dicho que es necesario generar políticas activas para potenciar el tejido cooperativo y favorecer su integración comercial, lo que incidirá en una mejora de su competitividad.
Para hacer el estudio, de las 897 sociedades cooperativas que hay en Castilla-La Mancha, se han filtrado las que tienen menos de veinticinco socios y facturan menos de 25 millones de euros anuales.
Quedan de esa manera para el informe 447, que comprenden el 95 % de la facturación global y que generan el 47 % del producto interior bruto (PIB) agroalimentario de la región.
Por sectores, el vino y el aceite son los principales que operan las cooperativas de primer y segundo grado, y en total representan más de la mitad de la producción.
Las cooperativas de Castilla-La Mancha generan 4.427 empleos, de los que más de la mitad, 2.507, son estables y el resto eventuales, pero ligados a las campañas agrícolas lo que les da cierto grado de estabilidad.
El 75 % del empleo generado lo ocupan hombres y el 25 % mujeres, y estas últimas se concentran de manera fundamental en el sector de frutas y hortalizas.
El volumen de facturación de las cooperativas de la región asciende a 1.376 millones de euros anuales, lo que supone una media de 3 millones cada sociedad y el 7,6 % de lo que facturan las cooperativas agrarias de España.
En el "Top 10" de las cooperativas de primer grado en España no figura ninguna castellano-manchega, la primera de las cuales aparece en el puesto número 26, y es Champinter, con una facturación de 42 millones de euros.
De ahí que el estudio incida en la importancia de la dimensión como factor fundamental en las cooperativas agrarias de primer grado.
En el caso de las cooperativas de segundo grado (cuyos socios son otras cooperativas), la primera castellano-manchega está en el puesto 17 del ránking nacional, Uteco, y en el 24 se encuentra Baco.
La exportación representa el 18,2 % de la facturación de las cooperativas, y por países de destino, los tres primeros son, por orden, Francia, Italia y Alemania.
Más del 41 % de las exportaciones del sector vitivinícola de Castilla-La Mancha procede de cooperativas; así como el 53 % del aceite de oliva y el 14 % de frutas y hortalizas.
El 44 % de los pueblos de Castilla-La Mancha tiene al menos una cooperativa, y entre todas suman un total de 145.356 socios, de los que el 22,7 % son mujeres.
Las hay ya centenarias como la cooperativa vinícola del Carmen, de Campo de Criptana, nacida en 1901, y la San Isidro, de Miguel Esteban, que se creó en 1911; y según Rojas, una de las claves de su éxito es el propio carácter no especulador de las cooperativas, que repercuten los beneficios a sus socios.
El reto al que ahora se enfrentan es hacer frente a la concentración de la gran distribución, para lo que las cooperativas tienen que trabajar en la agrupación hasta dejar en torno a ocho o diez grupos comercializadores fuertes.