Mejorar la eficiencia en el uso de los recursos naturales y estar posicionados favorablemente ante los posibles problemas de suministro de combustibles fósiles a futuro es un objetivo que se han marcado las cooperativas agroalimentarias.
El encarecimiento del precio de la energía en los últimos años obliga a buscar alternativas, y las energías renovables se presentan como una oportunidad no sólo para lograr mantener la competitividad cooperativa al permitir disminuir los costes energéticos. También porque la sostenibilidad ambiental es un valor añadido para las empresas y un imperativo cada vez más escuchado en la voz de los consumidores, quienes dan prioridad a aquellas empresas que velan por el desarrollo consciente de su entorno.
Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, a sabiendas del impacto energético y económico que el funcionamiento de las industrias tiene en la cuenta final de resultados de sus entidades federadas, está ejecutando el proyecto “Asesoramiento en la eficiencia energética y en el uso de energías renovables en las cooperativas agrarias”. Una iniciativa que se enmarca dentro de la línea 4 para la Innovación y Competitividad Empresarial de la Economía Social, que financia la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía.
En total son diez cooperativas, de todas las provincias andaluzas y de distintos sectores, las que participan en el proyecto, que incluye distintas fases. Estas empresas recibirán asesoramiento y acciones de medidas de ahorro energético, aunque sólo en ocho de ellas se llevará a cabo una auditoría energética. En concreto son: Almerifresh, de Roquetas de Mar (Almería); Europeos, de Alcalá del Valle (Cádiz); San Isidro Labrador, de Palenciana (Córdoba); Santa Mónica, de Piñar (Granada); Virgen del Valle, de Manzanilla (Huelva); Ciudad de Jaén (Jaén); Olivarera San Justo de Nuestra Señora del Carmen, de Villanueva de Algaidas (Málaga); y Olivarera La Purísima, de Cazalla de la Sierra (Sevilla).
La cooperativa San Isidro Labrador, del municipio cordobés de Palenciana, es una de las cooperativas agroalimentarias que está siendo auditada, en concreto, su almazara. El gerente de la entidad, Manuel Rivera, señala que “los costes energéticos se han incrementado un 50% en tan solo un año”, razón por la que “era necesario ajustar al máximo el consumo y recibir asesoramiento en materia de eficiencia energética”. A este respecto añade que “una de las mejoras que se van a incorporar a corto plazo es una instalación fotovoltaica, con objeto de aliviar la factura especialmente en los meses de noviembre a marzo, en los que se concentra nuestra mayor actividad industrial y, por tanto, de demanda energética”. Con esta instalación “se estiman que se podrían alcanzar ahorros de hasta el 20% en la factura eléctrica”.
TRAS LA AUDITORÍA, SE PROPONE A LAS COOPERATIVAS MEDIDAS DE AHORRO PARA REFORZAR LA EFICIENCIA DE SUS EQUIPOS O SISTEMAS
En dicho proceso, el auditor energético, en colaboración con la cooperativa, se encarga de recopilar una serie de datos de los sistemas de generación, distribución y unidades terminales de climatización, así como de los procesos y equipamientos que utilizan energía. Asimismo, analizan distintos combustibles, si los hubiera, mediante la lectura de contadores y entrevistas al personal de las instalaciones, para determinar los horarios de funcionaminto y los hábitos de uso. Para la toma de datos se utilizan analizadores de gases de combustión, termómetros e higrómetros, luxómetros y cámaras termográficas.
Además, se recogen valores históricos de consumos eléctricos y se recopilan datos de los costes de precios unitarios de cada una de las fuentes energéticas. También se realiza inventario de toda la maquinaria que interviene en los procesos de elaboración, reseñando su antigüedad y su potencia.
El análisis de los consumos energéticos de distintas fuentes determina la curva de carga de cada uno de los sistemas consumidores de energía de las instalaciones de las cooperativas agroalimentarias. Estas curvas, a su vez, permiten detectar algunas de las ineficiencias energéticas más importantes de las instalaciones, así como los mayores potenciales de ahorro.
El consumo energético de una industria generalmente se divide en dos grandes apartados, el consumo térmico y el consumo eléctrico. El equipo clave del apartado térmico suelen ser las calderas, los hornos y el agua caliente (necesaria, por ejemplo, para el proceso de elaboración del aceite de oliva, secado y calefacción de bodegas y oficinas). En el apartado eléctrico hay muchos equipos que influyen en la eficiencia (motores, sistemas informáticos, iluminación, etc.). De hecho, en algunos tipos de industrias (como las del sector hortofrutícola) los equipos de frío suponen cerca de la mitad de la potencia instalada y del consumo eléctrico anual.
En el caso concreto de una industria almazara, gran parte del consumo energético está en la centrifugación de la pasta de aceituna, la molienda y el batido, procesos a los que hay que prestar gran atención.
SOLUCIONES PROPUESTAS
Una vez detectadas las ineficiencias energéticas “se propone a las cooperativas agroalimentarias medidas de ahorro relativas tanto a la eficiencia de los equipos o los sistemas, como al uso que se da a los mismos”, explica Francisco J. Gómez Sánchez, técnico de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía.
Además, se incluirá “un estudio de análisis de la inversión necesaria, así como los periodos de amortización de cada medida”. De esta manera, “será posible elaborar un plan de ahorro con las medidas a llevar a cabo a corto, medio y largo plazo”.
En este sentido, el técnico añade que el objetivo final de las auditorías es “lograr una relación lineal entre consumo energético y producción”, para poder “optimizar el funcionamiento de la fábrica y que estas mejoras impacten en la producción de alimentos”. Para ello, se propondrá implementar “medidas de ahorro energético que tengan una repercusión rápida y clara sobre los costes de la cooperativa”.
Entre estas medidas de ahorro están la automatización de procesos, la renovación de equipos, la sustitución de la iluminación por luces led, así como la instalación de un sistema fotovoltaico con una potencia total nominal de entre 100 y 200 kW. Y es que si se implantan medidas correctoras como una iluminación eficiente se puede alcanzar un ahorro de hasta el 10% en la factura eléctrica de la cooperativa, y otro 10% si se incorporan dispositivos de mejora de eficiencia en motores.
Con este proyecto, Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía apuesta por el uso de tecnologías limpias y acentúa su compromiso con una industria agroalimentaria más sostenible, que conserve los recursos naturales y mantenga la biodiversidad del entorno.