El proyecto de innovación Reutivar 2.0. ha acumulado evidencia científica suficiente para acreditar que las aguas regeneradas pueden utilizarse en el riego del olivar con plena seguridad para la seguridad humana y vegetal y con un pleno e íntegro cumplimiento de la normativa europea. Esta ha sido la principal conclusión expuesta por los socios de este proyecto en el transcurso de la jornada final de resultados que han celebrado este jueves 4 en la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía.
En la presentación, el secretario general de Feragua ha afirmado que, gracias al proyecto Reutivar 2.0, se demuestra que «es posible utilizar las técnicas de regeneración de agua para regar el olivar, que es el cultivo más representativo de Andalucía, cumpliendo las exigentes normativas españolas y europeas».
Pedro Parias ha apuntado que «toda la costa andaluza es susceptible de movilizar estos recursos hídricos que complementan a los tradicionales», haciendo hincapié en que «en cada zona hay que buscar la mejor solución para garantizar el agua al conjunto de los usuarios».
Por su parte, el director gerente de la Agencia de Medio Ambiente y Agua (Amaya), Javier de Torre, ha señalado que el proyecto Reutivar 2.0, «es una iniciativa que continúa el camino avanzado por la primera edición de esta iniciativa encaminada a conocer los sistemas más eficientes de riego mediante aguas regeneradas que se pueden aplicar al olivar andaluz». «Este proyecto reúne análisis, investigación y transferencia de conocimiento por parte de todas las entidades que colaboramos en este programa», ha subrayado el representante del Gobierno andaluz.
El uso de las aguas regeneradas es, por tanto, sostenible y segura para el riego del olivar, pero es que además puede aportar beneficios adicionales a los agricultores y al medioambiente por las concentraciones de nutrientes presentes en estas aguas.
LA PRESENCIA ADICIONAL DE NUTRIENTES EN LAS AGUAS REGENERADAS PUEDE TRADUCIRSE PARA LOS AGRICULTORES EN UNOS MENORES COSTES EN FERTILIZACIÓN
Convenientemente consideradas e integradas en un plan de fertirriego, la presencia adicional de nutrientes en las aguas regeneradas puede traducirse para los agricultores en unos menores costes en fertilización, por lo que su uso tendría también una dimensión económica positiva.
Aunque sin duda la más relevante es la dimensión ambiental, ámbito en el que la aplicación de las aguas regeneradas aportaría un doble resultado o impacto de economía circular, al permitir no sólo la reutilización del agua sino también la recuperación de nutrientes existentes en la misma y por tanto, la contribución a disminuir la contaminación difusa al aplicar en campo menos fertilización.
El proyecto ha acreditado asimismo que las balsas de decantación y acumulación contribuyen a la mejora de la calidad del agua tras el tratamiento secundario en la EDAR, y que la aplicación del llamado enfoque multibarreras, con medidas preventivas adicionales, es eficaz para disminuir los riesgos asociados al uso de las aguas regeneradas y debe ser incorporado por tanto a los planes de gestión del riesgo de las comunidades de regantes que utilicen estos recursos hídricos.
Pero las aportaciones de Reutivar 2.0. no se han quedado en el plano teórico. Junto a la evidencia científica acumulada, el proyecto ha proporcionado a los regantes una herramienta de utilidad práctica. Se trata de un modelo predictivo, bautizado NITRINET, que se ha mostrado capaz de prever la concentración de los principales nutrientes nitrogenados en el agua de riego que llega a cada parcela, una información gracias a la cual los agricultores pueden lograr ahorros muy significativos en materia de fertilización nitrogenada.
Asimismo, Reutivar 2.0. ha supuesto un avance importante en la valorización de los lodos generados en el proceso de depuración y ha estudiado por primera vez la aplicación de la energía solar térmica en el secado de estos lodos. Finalmente, gracias a este proyecto de innovación, regantes y consumidores han cambiado positivamente su percepción sobre el uso de las aguas regeneradas en el riego agrícola, después de que se haya acreditado que es segura para la salud, buena para la calidad alimentaria y sostenible medioambientalmente.