La producción media obtenida, de unos 9.800 kilos por hectárea, se puede pues considerar un rendimiento normal, teniendo en cuenta la edad media y el potencial productivo del viñedo de la denominación de origen.

     Como siempre, las labores de corta comenzaron en los pagos del interior, en los que las condiciones mesoclimáticas provocan que la uva alcance antes su grado óptimo de madurez. En esta ocasión, excepcionalmente pronto, pues los primeros lagares empezaron a recibir uva para la denominación de origen el día 4 de agosto, algo realmente excepcional.

     En general, la uva ha llegado a los lagares con un aspecto "magnífico" y un alto grado de sanidad, con un contenido de azúcar registrado "relativamente alto", situándose la media baumé en 11,78. Las condiciones meteorológicas a lo largo del año agrícola han estado marcadas por un bajo nivel de lluvias.

     De acuerdo con los datos de la Aemet, la pluviosidad media en la zona ha ascendido a algo más de 360 litros por metro cuadrado, caídos principalmente en octubre y en los meses de invierno, con una primavera relativamente seca.

     Con un cuajado en muchos casos deficiente, a principios del verano había cierta preocupación tanto por casos disperso de oidio como de polilla del racimo, que afortunadamente fueron adecuadamente tratados en su momento y no han tenido consecuencias de relevancia.

     Concluido ya el Plan de Viabilidad 2010-2013, las 525 hectáreas que hasta el año pasado dedicaban la uva íntegramente a la obtención de mosto concentrado rectificado se han incorporado a la producción de uva para vinificación de caldos amparados por la denominación de origen.

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